El Papa en Sta. Marta: 'He llorado por los cristianos crucificados'

El Santo Padre en la homilía de este viernes habla de tres imágenes: el amor de Jesús por la gente, la hipocresí­a de algunos dirigentes religiosos y la alegrí­a de los mártires cristianos

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El papa Francisco en la homilía de Santa Marta de este viernes, ha recordado a los cristianos que en diversas partes del mundo también hoy son asesinados en nombre de Dios o que terminan en la cárcel por llevar un Evangelio o una cruz. Y así, el Santo Padre ha confesado haber llorado al leer la noticia de algunos cristianos que han sido crucificados.

El Pontífice además ha reflexionado sobre el Evangelio del día sobre la multiplicación de los panes y los peces y la lectura de los Hechos de los Apóstoles en la que los discípulos de Jesús son flagelados por el Sanedrín.

El Papa ha propuesto tres imágenes: la primera es el amor de Jesús por la gente, su atención a los problemas de las personas. El Señor no se preocupa de cuántos son los que le siguen, no le pasa por la cabeza hacer un censo para ver si ha crecido en número la Iglesia; Él habla, predica, ama, acompaña, camina con la gente, mansa  y humilde, ha observado. Y habla con autoridad, es decir, «con la fuerza del amor».

La segunda imagen de la que ha hablado son los ‘celos’ de las autoridades religiosas de la época. «¡No toleraban que la gente fuera detrás de Jesús! ¡No lo toleraban! Estaban celosos. Esta es una actitud fea. Y de los celos hacia la envida, y nosotros sabemos que el padre de la envidia es el demonio, por cuya envidia ha entrado el mal en el mundo», ha afirmado el Papa.  Y ha añadido que «esta gente sabía bien quién era Jesús: ¡lo sabía! Esta gente era la misma que le había pagado a los guardias para decir que los apóstoles habían robado el cuerpo de Jesús».

Y Francisco lo ha explicado de este modo: «Habían pagado para silenciar la verdad. Pero, la gente es mala, ¡de verdad! Porque cuando se paga para esconder la verdad, estamos en una maldad muy grande. Y por eso la gente sabía quién eran éstos. No les seguían, les toleraban porque  tenían la autoridad: la autoridad del culto, la autoridad de la disciplina eclesiástica de aquella época, la autoridad sobre el pueblo… y la gente seguía. Jesús dice de ellos que ponían pesos opresivos sobre los fieles y hacían cargar éstos sobre las espaldas de la gente. Esta gente no tolera la mansedumbre de Jesús, no tolera la mansedumbre del Evangelio, no tolera el amor. Y paga movida por envida, por odio».

El Pontífice ha recordado que durante la reunión del Sanedrín hay un hombre sabio, Gamaliel, que invita a los líderes religiosos a liberar a los apóstoles. Así, el Papa subraya que están estas dos primeras imágenes: Jesús que se conmueve al ver a la gente «sin pastor» y a las autoridades religiosas.

A continuación, el Santo Padre ha señalado que éstos «con sus maniobras políticas, con sus maniobras eclesiásticas, quieren continuar a dominar al pueblo.. Y así, hacen venir a los apóstoles, después de que habló este hombre sabio, llamaron de nuevo a los apóstoles y les hicieron flagelar y les ordenaron no hablar en nombre de Jesús. Después les dejaron en libertad.

‘Pero, debemos hacer algo: ¡les golpearemos y después los enviaremos a su casa!’. Injusto, pero lo han hecho. Ellos eran los dueños de las conciencias, y se sentían con el poder de hacerlo. Dueños de las conciencias… También hoy en el mundo hay muchos».

Al respecto, el Papa ha reconocido haber llorado cuando ha visto en los medios la noticia de «cristianos crucificados en un cierto país no cristiano. También hoy existe esta gente que en nombre de Dios, mata, persigue». Porque también hoy vemos muchas personas que «como los apóstoles» son «felices de ser juzgados dignos de padecer por el nombre de Jesús». Y esta es la tercera imagen de la que el Papa ha hablado hoy en su homilía: «la alegría del testimonio».

Así ha concluido Francisco: «primera imagen: Jesús con la gente, el amor, el camino que Él nos ha enseñado, sobre el cuál debemos andar. Segunda imagen: la hipocresía de estos dirigentes religiosos del pueblo, que habían encarcelado al pueblo con todos estos mandamientos, con esta legalidad fría, dura y que habían pagado para esconder la verdad. Tercera imagen: la alegría de los mártires cristianos, la alegría de tantos hermanos y hermanas nuestros que en la historia han escuchado esta alegría, esta felicidad de haber sido juzgados dignos de padecer en nombre de Jesús. ¡Y también hoy hay muchos! Pensad que en algunos países, solamente por llevar el Evangelio, se termina en la cárcel. No es posible llevar una cruz: porque hacen pagar una multa. Pero el corazón es feliz. Estas tres imágenes: mirémoslas, hoy. Es parte de nuestra historia de salvación».

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ZENIT Staff

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