El Papa encomienda a la Virgen en Viena la paz en el mundo

Primera etapa de su visita apostólica en Austria

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VIENA, viernes, 7 septiembre 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI puso este viernes en manos de la Virgen la paz en Austria, en Europa y en el mundo, en su primera etapa en Viena, la Mariensäule (la columna de María), que se encuentra en la plaza «Am Hof».

«¡Ayúdanos a todos nosotros a seguir tu ejemplo y a orientar nuestra vida totalmente hacia Dios!», dijo en la oración que elevó a María en el primer acto público de su visita de tres días

«Haz que, contemplando a Cristo, nos hagamos cada vez más semejantes a Él: ¡verdaderos hijos de Dios! », añadió en una ceremonia, comenzada en torno a las 12.30, bañada por la lluvia, con la participación de varios miles del personas.

«Entonces, también nosotros, llenos de toda bendición espiritual, podremos corresponder cada vez mejor a su voluntad y convertirnos así en instrumentos de paz para Austria, Europa y el Mundo», aseguró.

El Papa se encontraba en un balcón de la fachada de la Iglesia «Am Hof de los Nueve Coros Angélicos», y fue acogido e introducido por el arzobispo de Viena, el cardenal Christoph Schönborn.

En su discurso, el Santo Padre explicó que había escogido como primera etapa de su peregrinación la «Mariensäule» de la capital austriaca «para reflexionar un momento con vosotros sobre el significado de la Madre de Dios para la Austria del pasado y del presente, así como sobre su significado para cada uno de nosotros».

«En su seno materno, María acoge también hoy bajo su protección a personas de todos los idiomas y culturas para llevarlas juntas, con una unidad multiforme, hacia Cristo. A ella nos podemos dirigir en nuestras preocupaciones y necesidades», explicó.

«Pero de ella también tenemos que aprender a acogernos mutuamente con el mismo amor con el que nos acoge a todos nosotros: cada uno, individualmente, querido como tal y amado por Dios», advirtió el Papa.

«En la familia universal de Dios, en la que para toda persona está previsto un lugar, cada quien debe desarrollar los propios dones por el bien de todos», subrayó.

Al final del encuentro, el Papa entró en la iglesia para participar en un acto de adoración del Santísimo Sacramento, que continuarán los jóvenes durante toda la duración del viaje papal.

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ZENIT Staff

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