El Papa dejó espacio a las confidencias al encontrarse este jueves a los participantes en la tercera reunión del Consejo Ordinario de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos, que se encarga de asistir al pontífice en la redacción de la exhortación apostólica postsinodal.
«En las visitas «ad limina» los obispos me preguntan: «Pero, ¿cuándo llega finalmente el texto postsinodal?». Y yo respondo –reveló el Papa– «Están trabajando. No tardarán mucho tiempo».
Al ver a los obispos presentes, el Papa reconoció que gracias a su «competencia sólo puedo esperar verlo y poder aprender yo mismo dentro de poco de este texto, que podrá ser publicado después para utilidad de toda la Iglesia que realmente lo espera».
La Secretaría del Sínodo asiste al Papa recogiendo y ordenando las propuestas emergidas en la última asamblea sinodal sobre el tema «La Eucaristía, fuente y cumbre de la vida y de la misión de la Iglesia».
«La Eucaristía es sobre todo el manantial y el secreto del impulso permanente de nuestra misión. En realidad, el obispo configura en su existencia eclesial la imagen de Cristo, que nos alimenta con su carne y su sangre», aclaró el Santo Padre.
«De la Eucaristía –añadió–, el Pastor saca vigor para ejercer esa caridad pastoral particular que consiste en dispensar al pueblo cristiano el alimento de la verdad».
«Y este texto que se está preparando será una de esas intervenciones para alimentar al pueblo de Dios con el alimento de la verdad, para ayudarle a crecer en la verdad y sobre todo para dar a conocer el misterio de la Eucaristía y para invitar a una intensa vida eucarística», consideró.
«En un tiempo caracterizado por el creciente fenómeno de la globalización, cada vez es más necesario hacer llegar a todos con vigor y claridad la verdad de Cristo y de su Evangelio de salvación».
«Los campos en los que hay que proclamar y testimoniar con amor la verdad son innumerables; mucha gente está sedienta y no podemos dejarla languidecer en búsqueda de alimento», concluyó.
