El Papa invita a los creyentes a construir "una Europa humana y cristiana”

Propone al santo inglés Beda el Venerable como modelo

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CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 18 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI invitó a los cristianos a «la construcción de una Europa profundamente humana y auténticamente cristiana», durante la audiencia general celebrada este miércoles en la Plaza de San Pedro.

A pesar del frío y el viento, más de 15 mil peregrinos se reunieron en la explanada para seguir el ciclo de catequesis que el Papa está dedicando a los santos del medioevo cristiano, tanto de Oriente como de Occidente, y que en esta ocasión centró en presentar la figura del santo inglés Beda el Venerable.

Haciendo un recorrido por la historia de este sabio inglés, cuyas obras alcanzaron gran renombre en toda Europa, el Papa confió en que «también hoy haya personalidades a la altura de Beda, para mantener unido a todo el continente».

Beda (672-735) fue un monje inglés, famoso por sus escritos espirituales y por sus investigaciones históricas, que vivió dedicado al estudio y a la vida contemplativa, y «su fama de santidad y sabiduría de que gozó ya en vida le validó ganarse el título de Venerable», explicó el Papa.

Benedicto XVI explicó cómo este sabio inglés supo unir tres saberes, la Biblia, la liturgia y la historia, y en ellos dejó un legado que «contribuyó eficazmente a la construcción de una Europa cristiana, en la que los diversos pueblos y las culturas se amalgamaron entre sí, confiriéndole una fisonomía unitaria, inspirada en la fe cristiana».

En el campo bíblico, el Papa destacó su comentario «en clave cristológica» de los textos, pues «estaba convencido de que la clave para entender la Sagrada Escritura como única Palabra de Dios es Cristo, y con Cristo, a su luz, se entiende el Antiguo y el Nuevo Testamento».

Además, Beda destacó también como historiador: «Tras haberse interesado por la época descrita en los Hechos de los Apóstoles, recorre la historia de los Padres y de los Concilios, convencido de que la Obra del Espíritu Santo continúa en la historia».

Entre sus obras, el Papa destacó la Chronica Maiora, que sirvió de base a la confección del calendario cristiano (que cuenta la historia desde el nacimiento de Cristo), así como la Historia eclesiástica de los pueblos ingleses, por la que se le ha reconocido como «el padre de la historiografía inglesa».

También se refrió al Computo, «elaborado científicamente por él para establecer la fecha exacta de la celebración pascual, y por tanto de todo el ciclo del año litúrgico, se ha convertido en el texto de referencia para toda la Iglesia católica».

Otra faceta fue su conocimiento de la liturgia, especialmente la unificación de la celebración de la pascua y el uso de la lengua vulgar para dirigirse a los pueblos no grecorromanos, así como sus catequesis a los fieles sobre los sacramentos.

Especialmente, destaca sus exhortaciones a la evangelización, insertando «el Evangelio en el tejido social y en las instituciones culturales».

Respecto a los laicos, Beda les animaba a «la instrucción religiosa, imitando a aquellas insaciables multitudes evangélicas, que no dejaban a los Apóstoles tiempo siquiera de tomar un bocado», enseñándoles a «rezar continuamente, reproduciendo en la vida lo que celebran en la liturgia».

Las enseñanzas de san Beda «se difundieron extensamente en su Patria y en el Continente europeo», recuerda el Papa, hasta el punto de que «un siglo más tarde, Notkero Galbulo, abad de San Gallo, atestiguando la extraordinaria influencia de Beda, lo comparó con un nuevo sol que Dios había hecho surgir no desde Oriente, sino desde Occidente, para iluminar al mundo».

«Con sus obras, Beda contribuyó eficazmente a la construcción de una Europa cristiana, en la que los diversos pueblos y las culturas se amalgamaron entre sí, confiriéndole una fisonomía unitaria, inspirada en la fe cristiana», concluyó el Papa.

Por Inma Álvarez

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ZENIT Staff

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