El Papa invita a vivir un estilo de vida sobrio y respetuoso de la creación

“No es posible servir a dos señores: Dios y la riqueza”

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 27 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI invitó este domingo a vivir la fe en Dios con un estilo de vida desapegado de los bienes terrenales, sobrio, y respetuoso de la creación.

Fue el consejo que dejó a los miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano para rezar a mediodía la oración mariana del Ángelus.

Hablando desde la ventana de su estudio invitó a «que todos aprendan a vivir siguiendo un estilo más sencillo y sobrio en la vida cotidiana y en el respeto de la creación, que Dios ha encomendado a nuestra custodia».

El pontífice comentó dos pasajes de la Biblia que, según confesó, le impactan particularmente. La frase de Isaías en la que Dios, en palabras del profeta, se pregunta: «¿Se olvida una madre de su criatura, no se compadece del hijo de sus entrañas? ¡Pero aunque ella se olvide, yo no te olvidaré!». Y el pasaje de san Mateo en el que Jesús invita a la confianza en el Padre celestial, que da de comer a los pájaros del cielo y viste a los lirios del campo, y conoce todas las necesidades del hombre.

«Ante la situación de tantas personas, cercanas o alejadas, que viven en la miseria, estas palabras de Jesús podrían parecer poco realistas, o más bien evasivas», reconoció el Papa.

«En realidad –aseguró–, el Señor quiere dar a entender con claridad que no es posible servir a dos señores: Dios y la riqueza. Quien cree en Dios, Padre lleno de amor por sus hijos, pone en primer lugar la búsqueda de su Reino, de su voluntad. Es todo lo contrario del fatalismo o el ingenuo irenismo».

Según Benedicto XVI, «la fe en la Providencia, de hecho, no exime de la cansada lucha por una vida digna, sino que libera de la preocupación por las cosas y del miedo del mañana».

Está claro, reconoció el obispo de Roma, que esta verdad se vive de maneras diferentes según las diferentes vocaciones: «un fraile franciscano podrá seguirla de manera más radical, mientras que un padre de familia deberá tener en cuenta sus deberes hacia su esposa e hijos».

«En todo caso, el cristiano se distingue por su absoluta confianza en el Padre celestial, como Jesús», concluyó. «Jesús nos ha demostrado qué significa vivir con los pies bien plantados en la tierra, atentos a las situaciones concretas del prójimo, y, al mismo tiempo, teniendo el corazón en el Cielo, sumergido en la misericordia de Dios».

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ZENIT Staff

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