El Papa: la autoridad tiene como objetivo el bien común

El Santo Padre ha recibido a los prefectos de ciudades italiana y les ha recordado la importancia de la colaboración entre las prefecturas y la Iglesia

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Son de gran ayuda las buenas relaciones de colaboración entre las prefecturas, las diócesis y las parroquias. Colaboración que, en el respeto de las distintas competencias, merece ser confirmada, valorada y profundizada. Lo ha afirmado el papa Francisco en su audiencia de esta mañana con los prefectos de distintas ciudades italianas, quienes cumplen la “delicada tarea de hacer presente en el territorio del Estado la autoridad del Gobierno central, en particular en lo que se refiere a la tutela del orden y la seguridad pública”.

La Iglesia –ha explicado el Pontífice– trabaja en la sociedad al servicio de las personas sobre la base de la enseñanza de Cristo y “deseando desarrollar su misión educativa y caritativa en la sincera colaboración con las instituciones del Estado para la promoción del hombre y el bien del país”. Y por eso, “se complace en encontrar en las prefecturas uno de los ámbitos en el que más se concretiza esta sinergia por el bien de todos los ciudadanos”.

Tal y como ha recordado el Santo Padre en su discurso, esta institución representa un factor importante de cohesión “interpretando en las distintas realidades territoriales las instancias de coordinación que provienen del centro” y “se encuentra al mismo tiempo en las condiciones aptas para señalar a las autoridades centrales situaciones de particular dificultad o marginalidad, haciendo resonar voces que de otra forma correrían el riesgo de permanecer débiles o sin la debida atención”.

En estos años, ha recordado el Papa, caracterizados por una incidencia particular del movimiento migratorio, unida al aumento en el mundo de conflictos violentos con sus trágicas consecuencias sobre las personas y las economías de muchos países, “se revisten de una delicadeza particular las habilidades de las prefecturas en materia de inmigración. Y esto comporta la exigencia de individuar en la gestión cotidiana, a menudo de emergencia, “la correcta aplicación de las normas”, que garantice, “el escrupuloso respeto de los derechos fundamentales de cada persona humana”.

Asimismo, Francisco ha asegurado a los presentes que la obediencia a la ley y a los criterios de humanidad que la informan y la lealtad hacia las instituciones “constituye el marco indispensable en el que se desarrolla vuestra función”. Por otro lado ha advertido que “la crisis de autoridad que nuestra sociedad experimenta en distintos ámbitos, tanto públicos como privados, con consecuencias de gran alcance, especialmente para la educación de las jóvenes generaciones, tiene entre sus causas precisamente la carencia de estas disposiciones fundamentales a la obediencia, la escucha y la paciencia”.

El ejercicio de la autoridad –ha afirmado– tiene siempre como objetivo conseguir el bien común. Por eso, cuanto más perciban los ciudadanos que los poderes están dirigidos a ofrecer respuestas a sus necesidades y tutelar sus derechos, más estarán dispuestos a acoger las indicaciones y tener un espíritu de colaboración y respeto.

Para finalizar, Francisco ha recordado a los presentes que están llamados a poner a disposición de su profesionalidad y humanidad sus conocimientos y prudencia “sin desánimo ni pesimismos, sabiendo que no se enfrentan a cuestiones abstractas, sino con el rostro concreto de hombres y mujeres con sus problemas y esperanzas”.

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Staff Reporter

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