El Papa: la unidad de los cristianos no será el resultado de discusiones teóricas

El Santo Padre ha presidido las ví­speras en la solemnidad de la conversión del apóstol San Pablo

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El Santo Padre ha recordado a los mártires de hoy, a los que dan testimonio de Jesucristo y “son perseguidos y asesinados por ser cristianos, sin hacer distinciones por parte de los perseguidores, de la confesión a la que pertenecen”. El Papa lo ha definido como “el ecumenismo de la sangre”.

En esta tarde de domingo, Francisco ha presidido, en la basílica romana de San Pablo Extramuros, las vísperas de la Solemnidad de la conversión del apóstol san Pablo, al finalizar la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que lleva por tema “dame de beber”.

Han participado en la celebración representantes de otras Iglesias y comunidades eclesiales presentes en Roma. Nada más llegar a la basílica, el Papa acompañado por los representantes de las otras iglesias, ha rezado unos instantes frente a la tumba del apóstol de las Gentes.

Durante el discurso pronunciado por el Papa, ha recordado que Jesús no tuvo dificultad en encontrarse con los samaritanos, considerados herejes, cismáticos, separados de los judíos. “Su actitud nos dice que confrontarse con los que son diferentes de nosotros puede hacernos crecer”, ha asegurado Francisco. Y hablando del pasaje de la mujer samaritana en el pozo, el Santo Padre ha explicado que “Jesús es paciente, respeta a la persona que tiene ante él, se revela a ella gradualmente. Su ejemplo alienta a buscar una confrontación pacífica con el otro”. Para entenderse y crecer en la caridad y en la verdad, –ha añadido– es preciso detenerse, acogerse y escucharse. De este modo, “se comienza ya a experimentar la unidad”.

A propósito, Francisco ha asegurado que muchas controversias entre los cristianos, heredadas del pasado, “pueden superarse dejando de lado cualquier actitud polémica o apologética, y tratando de comprender juntos en profundidad lo que nos une”. Por eso, el Papa ha indicado que “la unidad de los cristianos no será el resultado de refinadas discusiones teóricas, en las que cada uno tratará de convencer al otro del fundamento de las propias opiniones”.

Por otro lado, el Pontífice ha observado que “la existencia humana revela aspiraciones ilimitadas”. Y son deseos satisfechos sólo en parte, “porque desde lo más profundo de su ser el hombre se mueve hacia un ‘más’, un absoluto capaz de satisfacer su sed de manera definitiva”. La respuesta a estas aspiraciones –ha precisado el Papa– la da Dios en Jesucristo, en su misterio pascual.

Asimismo, ha recordado que por obra del Espíritu nos hemos convertido en uno con Cristo. Y este misterio de amor “es la razón más profunda de unidad que une a todos los cristianos”, y que “es mucho más grande que las divisiones que se han producido a lo largo de la historia”.

Por esta razón, “en la medida en que nos acercamos con humildad al Señor Jesucristo, nos acercamos también entre nosotros”, ha afirmado el Obispo de Roma.

Haciendo referencia a la historia de la samaratina, Francisco ha indicado que el encuentro con Jesús le devuelve “el sentido y la alegría de vivir, y ella siente el deseo de comunicarlo”. Esta es la llamada a ser evangelizadores, ha recordado.

Y para llevar a cabo este cometido con eficacia, hay que “evitar cerrarse en los propios particularismos y exclusivismos, así como imponer uniformidad según los planes meramente humanos”. El compromiso común de anunciar el Evangelio –ha asegurado– permite superar toda forma de proselitismo y la tentación de la competición.

Además, el Santo Padre ha indicado que el conocimiento mutuo de las diferentes tradiciones de vida consagrada, y un fecundo intercambio de experiencias, “puede ser útil para la vitalidad de todas las formas de vida religiosa en las diversas Iglesias y Comunidades eclesiales”.

Para concluir el discurso, Francisco ha pedido al Padre celestial que “nos dé el don de la plena comunión de todos los cristianos, para que pueda brillar el sagrado misterio de la unidad de la Iglesia, como signo e instrumento de reconciliación para el mundo entero”.  

Al finalizar las vísperas, y antes de la bendición apostólica, el cardenal Kurth Koch, presidente del Pontificio Consejo para la promoción de la unidad de los cristianos, ha dirigido unas palabras al Papa. De este modo, pidiendo la bendición del Santo Padre, ha recordado la importancia de la misión de los cristianos de comprometerse con la paz en el mundo de hoy.


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Staff Reporter

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