El Papa lanza la preparación de los 150 años del dogma de la Inmaculada

Con el Mensaje para la Jornada Mundial del Enfermo de 2004

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CIUDAD DEL VATICANO, 5 diciembre 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha lanzado la preparación de los 150 años del dogma de la Inmaculada Concepción con el mensaje que ha escrito para la Jornada Mundial del Enfermo de 2004.

La Jornada, que se celebra el 11 de febrero, tendrá como foco mundial de atención en esta ocasión el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, donde la Virgen María se presentó a Bernadette Soubirous, según narra el relato de las apariciones, como la «Inmaculada Concepción».

El 8 de diciembre de 1854 el beato Papa Pío IX, con la bula dogmática «Ineffabilis Deus» afirmó ser «revelada por Dios la doctrina que afirma que la beatísima Virgen María fue preservada, por particular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en previsión de los méritos de Jesucristo, salvador del género humano, de toda mancha de pecado original desde el primer instante de su concepción».

«El prodigio de la Inmaculada Concepción recuerda a los creyentes una verdad fundamental: sólo es posible alcanzar la salvación participando dócilmente en el proyecto del Padre, quien quiso redimir al mundo a través de la muerte y de la resurrección de su unigénito Hijo», afirma el Santo Padre en el mensaje escrito para la próxima Jornada del Enfermo.

«Con la Inmaculada Concepción de María comenzó la gran obra de la Redención, que tuvo lugar con la sangre preciosa de Cristo. En Él toda persona está llamada a realizarse en plenitud hasta la perfección de la santidad», afirma el texto pontificio.

«De la paradoja de la Cruz surge la respuesta a nuestros interrogantes más inquietantes –aclara el obispo de Roma–. Cristo sufre por nosotros: carga sobre sí el sufrimiento de todos y lo redime. Cristo sufre con nosotros, dándonos la posibilidad de compartir con Él nuestros sufrimientos. Unido al de Cristo, el sufrimiento humano se convierte en medio de salvación».

«El dolor, acogido con fe, se convierte en la puerta para entrar en el misterio del sufrimiento redentor del Señor. Un sufrimiento que ya no quita la paz y la felicidad, pues está iluminado por el fulgor de la resurrección», dice el Papa pensando en especial en los enfermos.

«Si Jesús es el manantial de la vida que vence a la muerte, María es la madre cariñosa que sale al paso de las expectativas de sus hijos, obteniendo para ellos la salud del alma y del cuerpo», añade en el mensaje, hecho público el 3 de diciembre por la Sala de Prensa de la Santa Sede.

«Este es el mensaje que el Santuario de Lourdes presenta constantemente a devotos y peregrinos –añade–. Este es también el significado de las curaciones corporales y espirituales que se registran en la gruta de Massabielle», lugar de las apariciones de María, el 11 de Febrero de 1858.

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ZENIT Staff

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