El Papa, las Iglesias y el mundo, atentos a la seguridad de los cristianos en Maghar (Galilea)

Asegura el nuncio apostólico en Israel, monseñor Pietro Sambi

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MAGHAR, lunes, 21 febrero 2005 (<a href=»http://www.zenit.org/»>ZENIT.org).- Publicamos a continuación las palabras de monseñor Pietro Sambi, nuncio apostólico en Israel, dirigidas el pasado domingo a la comunidad cristiana de Maghar (Galilea), durante la celebración de la Misa de solidaridad después de que, en días pasados, los católicos de la localidad fueran víctimas de violencia por parte de algunos grupos drusos sin que la policía israelí interviniera.

* * *

Estoy aquí para traer a toda la comunidad cristiana y a cada uno de sus miembros la solidaridad, la oración y la bendición apostólica del Santo Padre Juan Pablo II.

Maghar, este espléndido pueblo de la Alta Galilea, en estos días ha sido conocido en el mundo no por obras dignas del hombre, sino por comportamientos violentos, inaceptables en un país democrático y en una sociedad civilizada.

Las propias autoridades israelíes han hablado de «Kristallnacht» y de «pogromo», recuerdos horribles en la historia del pueblo judío.

Hay hechos que deben ser señalados a las Autoridades y a la opinión pública:

a) Los responsables del orden público, al no intervenir con la necesaria rapidez y energía en defensa de la incolumidad de los ciudadanos y de sus bienes, no han impedido la tragedia humana que tenemos ante nuestros ojos.

b) En un Estado democrático a nadie le está permitido tomarse la ley por su propia mano y hacer justicia por sí solo. Quien lo hace viola la ley de la convivencia civil y debe ser ejemplarmente sancionado, como garantía de que violencia tal no se repita. Si alguien considera que su derecho ha sido conculcado, debe recurrir a las instancias apropiadas para tener justicia.

c) Los ingentes daños materiales y morales deben ser compensados, para que no parezca que la violencia es premiada.

d) Los responsables del orden público deberían adoptar las medidas necesarias para garantizar a los habitantes de Maghar que similares «pogromos» no se repitan y para restablecer la confianza de los ciudadanos en las instituciones, que tienen el deber de proteger sus derechos fundamentales.

Dicho lo cual, añado:

1) La venganza no forma parte del comportamiento cristiano. Jesús dijo: «Si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? (…) Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular?» (Mt 5,46-47). El camino de la reconciliación es el que hay que seguir. El Papa Juan Pablo II, en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, el 1 de enero pasado, nos ha dado una consigna que es fuertemente cristiana: «No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien» (Rm 12,21).

2) Comprendo el terror que hoy está en el ánimo de los cristianos que han tenido que huir de Maghar para salvar su vida. Les invito a recuperar el valor de regresar a su comunidad.

3) Os aseguro que la mirada del Papa y la mía, como la de todas las autoridades de la Iglesias cristianas y las de todo el mundo estarán, de ahora en adelante, bien fijas en Maghar para verificar que la dignidad y la incolumidad de los cristianos sea respetada y protegida.

[Traducción del original inglés –difundido por «Asianews»– realizada por Zenit]

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ZENIT Staff

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