El Papa: "las inevitables dificultades del camino, no ralenticen el entusiasmo de la acción apostólica"

Las Hijas de María Auxiliadora son recibidas por el Santo Padre con motivo de su Capítulo General

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El santo padre Francisco ha recibido en audiencia a las participantes del XXIII Capítulo General de las Hijas de María Auxiliadora que tiene por tema: «ser, hoy, con los jóvenes casa que evangeliza».

Durante su discurso, el Papa ha indicado que el tema sobre el que han reflexionado «se coloca en el contexto social y eclesial de hoy, marcado por tantas formas de miseria espiritual y material». De hecho, ha observado, hoy se sufre por esta indigencia, pero también por carencia de amor y de relaciones.

Y en este contexto, el Pontífice ha dicho a las presentes que pueden «acoger sobre todo la fragilidad de los jóvenes» a los que se dedican «con compromiso amoroso, según el estilo de Don Bosco y sobre la estela de Madre Mazzarello». Por eso están llamadas, tal y como ha recordado el Papa, a ofrecer a todos el mensaje del Evangelio, que se resume en el amor del Padre misericordioso hacia cada persona.

Por otro lado, el Pontífice les ha confirmado que de sus trabajos están emergiendo orientaciones fundamentales para la vida de cada religiosa y de cada comunidad. Sobre todo, «el compromiso a dejarse guiar por la prospectiva de ‘salir’, de ponerse en camino hacia tantas zonas de fronteras geográficas y existenciales, con una atención preferencial a los pobres y a las distintas formas de exclusión.

También ha destacado la «conciencia de la necesidad de implementar recorridos oportunos de cambio y de conversión pastoral, transformando así vuestras casas en ambientes de evangelización donde sobre todo los jóvenes están implicados en vuestra misión».

El Papa les ha sugerido «abrir el corazón para acoger las mociones interiores de la gracia de Dios, ampliar la mirada para reconocer las necesidades más auténticas y las urgencias de una sociedad y de una generación que cambian». Asimismo, ha afirmado que son «testimonio profético y presencia educativa, mediante una acogida incondicional de los jóvenes, afrontando el desafío de la interculturalidad e individuando recorridos para hacer eficaces vuestras intervenciones apostólicas en un contexto -el juvenil- permeado del mundo virtual y de las nuevas tecnologías, especialmente las digitales».

Y para hacer todo esto -ha precisado el Papa- es necesario poner siempre a Cristo en el centro de la propia existencia, dejarse plasmar por la Palabra de Dios, que ilumina, orienta y sostiene; alimentar el espíritu misionero con la oración perseverante.

Al mismo tiempo, el papa Francisco ha recordado a las presentes que están llamadas a testimoniar un ideal de comunión fraterna entre ellas, «con sentimientos de acogida recíproca, aceptando los límites y valorando las cualidades y dones de cada una». A este punto, el Santo Padre ha dado un consejo: la unidad. «Nunca, nunca entre vosotras envidias, celos, ¡no permitir estas cosas! Y unidad en casa. Pero lo más peligroso es el terrorismo en la vida religiosa: ha entrado, el terrorismo del chismorreo. Si tienes algo contra una hermana, vas y lo dices a la cara. Pero nunca este terrorismo, porque un chisme es una bomba que lanzas sobre la comunidad y la destruye. Unidad sin el terrorismo del chismorreo».

Para esto es necesario un camino serio de formación, que incluya la actualización también en esas ciencias humanas que puedan ayudarlas en la misión, les ha recordado el Papa. De este modo ha afirmado que «al estar en los patios con los niños, en las aulas con los alumnos, con los jóvenes en las ciudades reales o en los ‘barrios virtuales’, en los mercados con las madres jóvenes», las Hijas de María Auxiliadora se acercan a realidades y problemas siempre nuevos y que les interpelan.

«Sed para todos misioneras de esperanza y de alegría, testimoniando los valores propios de vuestra identidad salesiana, especialmente la categoría del encuentro, aspecto fundamental de vuestro carisma», ha observado el Pontífice.

Por eso, el Santo Padre ha pedido que «las inevitables dificultades que se encuentran en el camino, no ralenticen el entusiasmo de vuestra acción apostólica».

Al finalizar, el Papa ha recordado a las presentes cuánto la Iglesia estima la vida consagrada. «De hecho -ha subrayado- ésta se pone en el corazón mismo de la Comunidad y es elemento decisivo para su misión, a la cuál ofrece una contribución específica mediante el testimonio de una vida totalmente donada a Dios y a los hermanos».

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ZENIT Staff

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