'El papa lloraba en algunos recorridos de la JMJ-Madrid'

Emotivo testimonio del director ejecutivo a un año de la celebración

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MONTEVIDEO, domingo 19 agosto 2012 (ZENIT.org).- A poco menos de un año de la próxima JMJ-Río y a casi un año de la JMJ de Madrid 2011, la radio Oriental del Uruguay tuvo en sus cabinas a Santiago de la Cierva, director ejecutivo de la pasada cita juvenil con el papa en España.

Ofrecemos a nuestros lectores un extracto de la entrevista ofrecida al programa “Si tú supieras”, que se emite todos los días por dicha radioemisora católica.

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¿Cómo ha vivido la JMJ 2011?

–Santiago de la Cierva: Estamos a punto de cumplir un año de esa “locura colectiva” que fue la JMJ en Madrid. Digo “locura colectiva”, porque en el fondo lo organizamos personas sin experiencia, y contando con muchísima gente voluntaria. No deja de ser una iniciativa de la Iglesia con una gran falta de recursos, y a un año todavía seguimos contentos de lo maravilloso que fue para todos.

La Jornada en Madrid tuvo un impacto numérico nada común. ¡Más de 2 millones de jóvenes!

–Santiago de la Cierva: Lo importante no fue el número, sino la calidad del evento que removió a tanta gente, y que veían día tras día a los jóvenes llenar las calles de Madrid de alegría y de amistad, y de un espíritu constructivo increíble…. fue realmente maravilloso. ¿Quiénes han dicho que los peregrinos fueron espectaculares? Lo ha dicho la Policía, lo ha dicho el servicio de limpieza de Madrid, que hemos ensuciado menos de un 10 por ciento que en un simple partido de fútbol o de un recital. Lo ha dicho el servicio de sanidad, que nunca había atendido tantos jóvenes durante seis días, donde no se encontró ni una sola intoxicación etílica.

¿Se lograron los objetivos?

–Santiago de la Cierva: La realidad fue muchísimo más linda que todos nuestros proyectos. El papa nos puso una meta muy alta: “Tenéis que conseguir que la Jornada Mundial de la Juventud sea ocasión de un encuentro personal con Cristo para cada uno de los que participen”. Y entonces reorientamos todo para que fueran  unos días de convivencia, divertidos, muy alegres, llenos de cultura, llenos de actividades y al mismo tiempo que todos pudieran tener una experiencia personal de encuentro con Cristo. Al mismo tiempo pusimos muchísimo énfasis en la eucaristía y la confesión. Entonces intentamos hacer las dos cosas amables e inteligibles, que no es nada fácil. A veces la confesión es vista como un momento muy duro, y curiosamente el “confesionario” es un mueble muy raro y suele estar en un sitio oscuro, y no apetece mucho. Y nos preguntamos: ¿Pero por qué? Pues hagamos confesionarios alegres, de color blanco, que parezcan barcos de vela, y los pusimos en el parque Central de Madrid, en un jardín lleno de luz. Y preparamos un grupo de voluntarios que enseñaban a reconciliarse, porque muchos no se confiesan nunca. Luego les pedimos a los confesores que fueran muy “padres”, muy acogedores, ya que para muchos podría ser la puerta de entrada o de regreso a la Iglesia.

¿Cómo surge la idea de las JMJ?

–Santiago de la Cierva: En primer lugar se parte de una idea genial del papa Juan Pablo II, de presentar a los jóvenes el cristianismo de un modo nuevo, y no es otra cosa que lo que está en el evangelio: “Ven y verás”.  A Juan Pablo II le costó mucho convencer a la iglesia de que era una buena idea encontrarse con todos los jóvenes. Y siempre quería estar al tanto de todos los detalles, y cuando organizaba una Jornada, a la semana invitaba a todos los colaboradores para “estirarles la lengua”. Y en uno de estos encuentros, un sacerdote joven le dijo al papa: “Hay que hacer esto de nuevo”, y en ese momento el papa dio un puñetazo en la mesa y dijo: “Eso pienso yo”, y comenzó a caminar esta gran idea.

Muchos compararon esta Jornada con las de Juan Pablo II…, y Benedicto XVI ha traído sorpresas para los que pensaban que su timidez podía jugarle en contra.

–Santiago de la Cierva: Benedicto es tímido, pero ha vencido en gran parte esa timidez. A mí me ha sorprendido la disponibilidad del papa para hacer lo que le pidiéramos: saludar aquí, ir a un lado, luego a otro, hablar en un lado, luego esperar, etcétera. La gente le manifestó tanto cariño que había recorridos donde el papa lloraba, y la primera noche en Madrid no había dormido bien debido a la emoción. Me asombra ver el cariño que puso en la confesión, y estaba contentísimo de confesar. Es un papa que ha fascinado a intelectuales y a los niños de modo especial. Es un hombre súper cariñoso, cercano y muy sensible.

¿Cómo evalúa la comunicación de la JMJ y la relación con los medios?

–Santiago de la Cierva: La comunicación de la JMJ en Madrid fue un éxito, especialmente a través de las redes sociales, donde conseguimos casi 600.000 personas conectadas. Quedamos muy contentos con los medios, porque comprendieron que los protagonistas son los jóvenes, que debían pasar unos días con ellos y preguntarles ¿por qué están aquí? Y la información cambió completamente cuando los periodistas comprendieron dónde estaba lo realmente importante. Por otra parte hay muchos frutos que ha dejado la JMJ, por ejemplo: ha aumentado el número de padres que piden formación católica para sus hijos en el colegio, ha aumentado el número de españoles que piden que parte de sus impuestos vaya a la Iglesia católica, jóvenes que han entrado al seminario y a congregaciones religiosas, etcétera. Se nota que Dios ha tocado el corazón de mucha gente, y la mayoría de los frutos no los veremos nunca.

¿Qué nos encontraremos en Río 2013?

–Santiago de la Cierva: Nos encontraremos una fiesta enorme, de muchísima gente, a lo brasileño. Será la Jornada más masiva, y el papa estará encantado. Además las jornadas mundiales siguen juntando más gente, y siendo en América Latina, yo creo que no debería haber nadie en Uruguay que no fuera…

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ZENIT Staff

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