CIUDAD DEL VATICANO, 8 diciembre 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II expresó este domingo su solidaridad con la población gallega que en estos momentos tiene que afrontar una auténtica catástrofe ecológica y económica a causa del hundimiento del petrolero «Prestige».
«En este día deseo expresar mi cercanía al querido pueblo gallego, que vive momentos de incertidumbre ante la grave catástrofe que padecen sus costas y pone en peligro el trabajo abnegado de los hombres del mar y el progreso de esa Comunidad», dijo después de rezar el «Angelus» junto a varios miles de peregrinos.
«Mientras animo a todos a comprometerse con tesón en este difícil problema, pido también a Dios que se encuentren pronto las soluciones pertinentes y Galicia vea con renovada esperanza su futuro», añadió hablando en castellano desde la ventana de su biblioteca que se asoma a la plaza de San Pedro del Vaticano.
Las fugas de petróleo del «Prestige» comenzaron en torno al 13 de noviembre. La nave, de un solo casco, se partió en dos y se hundió seis días después del inicio de la fuga. Según el gobierno español, se han derramado 17.000 de las 77.000 toneladas de combustible diesel que transportaba. Grupos ecologistas dicen que ha derramado 20.000 toneladas. El resto, se encontrarían atrapadas junto al barco en el fondo marino.
Los ingentes daños ecológicos provocados por el petróleo constituyen un drama para las familias gallegas que viven del mar, en particular de su famoso pescado y mariscos.
Juan Pablo II saludó además con «afecto» a todos los peregrinos de lengua española presentes en Roma, sumamente numerosos en esta ocasión (muchos españoles aprovecharon el «puente» de las fiestas de la Constitución y la Inmaculada para visitar Roma).
Saludó en especial a los miembros de la Obra de la Iglesia y resaltó con satisfacción que la fiesta de la Inmaculada «es muy sentida en tantos pueblos y ciudades de España y de América Latina».
