El Papa pide a Europa evitar el laicismo ideológico e el integrismo sectario

Propone para ello reconocer la herencia cristiana en la futura Constitución

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CIUDAD DEL VATICANO, 16 febrero 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha pedido que la futura Constitución de la Unión Europea reconozca el patrimonio cristiano, en el respeto de la laicidad propia de las estructuras políticas.

El justo reconocimiento de los valores cristianos que han forjado Europa, aclaró, «ayudará a preservar al continente del doble riesgo del laicismo ideológico, por una parte, y del integrismo sectario, por otra».

El pontífice repitió su propuesta este domingo en la intervención pronunciada antes de rezar la oración mariana del «Angelus» junto a miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro dedicada a recordar la herencia dejada por los santos Cirilo y Metodio, cuya fiesta se celebró este 14 de febrero.

Los dos santos hermanos desempeñaron en el siglo IX un papel decisivo para la unidad de Europa Oriental y Occidental, tanto a nivel religioso como cultural: fueron los grandes evangelizadores de los pueblos eslavos para quienes crearon el alfabeto cirílico.

«La característica de su apostolado fue la de mantenerse siempre fieles tanto al Romano Pontífice como al Patriarca de Constantinopla, respetando las tradiciones y la lengua de los pueblos eslavos», recordó el Papa.

«Les animaba un profundo sentido de Iglesia una, santa, católica y apostólica, mientras que la invocación de Jesús «ut unum sint» [«Que sean uno»»] (Juan 17, 11) constituía su lema misionero», siguió constatando.

«Que su ejemplo e intercesión pueda ayudar a los cristianos de Oriente y Occidente a reconstruir la unidad plena», deseó el obispo de Roma.

«La herencia de los santos Cirilo y Metodio es preciosa también bajo el perfil cultural –siguió afirmando el Papa–. Su obra contribuyó, de hecho, a consolidar las comunes raíces cristianas de Europa, raíces que con su sabia han impregnado la historia de las instituciones europeas».

«Precisamente por este motivo se ha pedido que en el futuro Tratado constitucional de la Unión Europea se deje espacio a este patrimonio común de Oriente y Occidente. Una referencia de este tipo no quitará nada de la justa laicidad de las estructuras políticas», insistió Juan Pablo II.

En alusión implícita a la crónica de estos días, concluyó: «Unidos sobre los valores y recordando el propio pasado, los pueblos europeos podrán desempeñar plenamente su papel en la promoción de la justicia y de la paz en el mundo entero».

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ZENIT Staff

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