El Papa pide a la UNESCO crear puentes de diálogo para evitar las guerras

Al celebrar los cincuenta años de la entrada de la Santa Sede en la organización

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PARÍS, 11 diciembre 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha alentado la promoción del diálogo entre las culturas realizada por la UNESCO en una carta en la que recuerda los quincuagésimo aniversario de la entrada de la Santa Sede en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

El documento fue leído en la tarde del martes en París, en la sede de la UNESCO, durante un simposio celebrativo sobre el tema «La Iglesia propone la Verdad y la libertad», en el que participaron el cardenal Paul Poupard, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, y el cardenal Jean-Marie Lustiger, arzobispo de París.

Durante el encuentro, se recordó el documento en el que en mayo de 1952 monseñor Giovanni Battista Montini (futuro Pablo VI), sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano, comunicaba al director general de la UNESCO que el Papa Pío XII nombraba al arzobispo Angelo Giusppe Roncalli (futuro Juan XXIII) observador permanente de la Santa Sede ante esa organización.

Juan Pablo II, en su misiva, indica que el papel de esta institución consiste en «construir puentes entre los hombres» o «reconstruirlos cuando la locura de la guerra se ha empeñado en destruirlos», especialmente a través de la «formación de las conciencias».

Según el Papa, se trata de «uno de los desafíos más importantes de la globalización, que no debe conducir a nivelar los valores, ni a la sumisión únicamente de las leyes del mercado, sino más bien a la posibilidad de poner en común las riquezas legítimas de cada nación al servicio del bien de todos».

Según ha constatado el cardenal Poupard, en una entrevista concedida al diario Avvenire (8 de diciembre de 2002), la entrada de la Santa Sede en la UNESCO constituyó la culminación de un camino de preparación de cinco años, que comenzó con una intervención decisiva de Jacques Maritain, gran intelectual católico, y entonces presidente interino de la organización.

Según el cardenal, la contribución que ha dado en estos cincuenta años la Santa Sede a la UNESCO ha sido la de «poner siempre en el centro de la atención la inspiración humanista».

Hoy, añade, terminada la guerra fría, la UNESCO tiene el desafío de responder «a los nuevos miedos» de la humanidad: «el del terrorismo ciego y el de las inquietantes fronteras de la bioética».

Asimismo, concluye, debe responder a la pregunta que hoy se hace la gente: «¿Cuál es el destino de un hombre reducido a «homo oeconomicus»?».

Puede visitar la página web de la UNESCO en http://www.unesco.org.

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ZENIT Staff

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