El Papa pide a los laicos “más unidad” entre la fe y la vida

En la audiencia a los miembros y consultores del Consejo para los Laicos

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes 17 de noviembre de 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI insistió en la necesidad de «mayor unidad entre la fe y la vida» como elemento fundamental de la misión de los laicos en el mundo y en la Iglesia, pero especialmente en la política, durante su discurso a los miembros y consultores del Consejo Pontificio para los Laicos, el pasado sábado en el Vaticano.

El Papa recibió en audiencia a los participantes en la XXIII asamblea Plenaria de este dicasterio vaticano, que ha tenido lugar estos días en Roma con motivo del vigésimo aniversario de la Christifideles Laici, la exhortación apostólica de Juan Pablo II al término del Sínodo de los Obispos de 1987, y que se considera la Carta Magna del laicado católico.

En su discurso, Benedicto XVI recordó las enseñanzas de la Iglesia en los últimos años, a raíz del Concilio Vaticano II, y como la explosión del «asociacionismo laical» de las últimas décadas ha sido «un signo del Espíritu para la Iglesia».

Como retos para el futuro, el pontífice insistió en la necesidad de una mayor y mejor formación, especialmente en los jóvenes, así como en una mayor «coherencia de vida».

«Cada ambiente, circunstancia, y actividad en el que se espera que pueda resplandecer la unidad entre la fe y la vida está confiado a la responsabilidad de los fieles laicos, movidos por el deseo de comunicar el don del encuentro con Cristo y la certeza de la dignidad de la persona humana», afirmó.

Mostró también su preocupación por la participación de los laicos en la vida pública, especialmente «la urgencia de la formación evangélica y del acompañamiento pastoral de una nueva generación de católicos comprometidos en la política».

Los políticos cristianos deben ser «coherentes con la fe profesada, tener rigor moral, capacidad de juicio cultural, competencia profesional y pasión de servicio hacia el bien común», añadió.

Otra de las cuestiones que preocupan al obispo de Roma es la de la mujer, de su participación en la vida social y eclesial, y afirmó que «nunca se dirá suficiente sobre cuánto la Iglesia reconoce, aprecia y valora la participación de las mujeres en su misión al servicio de la difusión del Evangelio».

Exhortó a las mujeres cristianas a tener «conciencia y valor para afrontar tareas exigentes, para las cuales sin embargo no les falta el apoyo de una fuerte propensión a la santidad, una especial agudeza en el discernimiento de las corrientes culturales de nuestro tiempo, y la particular pasión en el cuidado de lo humano que le caracterizan».

«El hombre y la mujer, iguales en dignidad, están llamados a enriquecerse mutuamente en comunión y colaboración, no sólo en el matrimonio y en la familia, sino también en la sociedad en todas sus dimensiones», explicó.

Por último, el Papa habló sobre la importancia del testimonio de los jóvenes y de su formación y contacto con la tradición de la Iglesia, como se ha puesto de manifiesto en las Jornadas Mundiales de la Juventud.

«Las nuevas generaciones no sólo son destinatarias preferenciales de este transmitir y compartir la tradición católica, sino también sujetos que esperan en su propio corazón propuestas de verdad y de felicidad para poder dar testimonio cristiano de ellas, como ya sucede de modo admirable».

Por Inma Álvarez

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ZENIT Staff

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