El Papa pide a obispos amigos de los Focolares ser instrumentos de comunión

Noventa prelados de todo el mundo en un congreso celebrado en Castelgandolfo

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 27 febrero 2005 (ZENIT.org).- Antes de ser hospitalizado, Juan Pablo II envió un mensaje a noventa obispos amigos del Movimiento de los Focolares en el que les pide ser «instrumentos de misericordia y de comunión».

La misiva del Santo Padre, dirigida al cardenal Miloslav Vlk, arzobispo de Praga, tiene lugar con motivo del encuentro di los prelados de 47 países de todos los continentes, celebrado del 19 al 25 de febrero en el Centro Mariápolis de Castelgandolfo sobre el tema «La presencia del Resucitado entre su pueblo: principio vital de la Iglesia del tercer milenio».

La misiva, hecha pública por la Santa Sede este sábado, comienza dirigiendo un «saludo especial» a Chiara Lubich, y renueva su «estima» y «reconocimiento por el testimonio evangélico que el movimiento ofrece en tantas partes del mundo».

El encuentro de obispos, «que se integra muy bien en el año dedicado a la Eucaristía» (octubre de 2004-octubre de 2005), afirma el pontífice, «será sin duda para todos fuente de renovada vitalidad apostólica y de audacia misionera para afrontar los numerosos desafíos sociales y religiosos de nuestro tiempo».

El mensaje, firmado el 19 de febrero, invita a los obispos a contemplar «con ardor cada vez más vivo a Jesús en el misterio de la Eucaristía» para que, «siguiendo su ejemplo, seáis capaces en toda circunstancia de ser instrumentos de misericordia y de comunión».

«El secreto de la eficacia pastoral es el Señor crucificado y resucitado, a quien adoramos en el sacramento de la Eucaristía. Para ser signos elocuentes de su amor y artífices de su paz en todo ambiente, los sabéis bien, se requiere que todos cultiven ante todo una íntima y constante familiaridad con él», concluye.

Mientras tenía lugar el encuentro, los obispos recibieron la noticia de la operación de traqueotomía a la que este jueves fue sometido Juan Pablo II.

Antes de abandonar Castelgandolfo, los prelados escribieron un mensaje dirigido al Papa en el que quieren «hacerle llegar un afectuosísimo saludo, junto a los deseos más fervientes de un rápido restablecimiento».

Chiara Lubich dirigió una intervención a los obispos, leída por Natalia Dallapiccola, una de sus primeras compañeras en los inicios de los Focolares, en la que subraya que «Jesús resucitado no es una presencia estática», sino que actúa como «principio unificador, y por tanto, activo: el amor».

«Pero esto exige la respuesta del hombre», añadió la fundadora en su mensaje. «Toda división en la comunidad va por tanto contra la naturaleza», pues, «altera la identidad profunda de la comunidad».

«Por este motivo, a veces la Iglesia no es amada», constató Chiara Lubich. Es necesario que las relaciones entre los creyentes estén entretejidas por «la comunión, que hace «visible» al Señor».

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ZENIT Staff

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