El Papa pide acabar con la lógica de atentados y represalias en Tierra Santa

Exige mayor compromiso a favor de la paz a la comunidad internacional

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CASTEL GANDOLFO, 16 agosto 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha exigido que se acabe en Tierra Santa con la lógica de atentados y represalias y ha pedido a la comunidad internacional un mayor compromiso para alcanzar la paz.

Al tomar la palabra el 11 de agosto antes de rezar la oración mariana del «Angelus», en la residencia pontificia de Castel Gandolfo, el Papa se preguntó: «¿Cuándo se logrará comprender que la convivencia entre el pueblo israelí y el palestino no puede surgir de las armas?».

«Los atentados, los muros de separación, las represalias no llevarán nunca a una justa solución del conflicto armado», afirmó el pontífice.

«El Papa sufre con quienes están lloran lutos y destrucción; está cerca sobre todo de los numerosos inocentes, que pagan el precio de esta violencia –añadió–. Desea repetir a todos, independientemente del grupo étnico al que pertenezcan, que no hay justificación alguna para quien asesina de manera indiscriminada a personas civiles indefensas».

«Desde 1967 hasta hoy se ha dado una secuencia espantosa de inenarrables sufrimientos –constató el obispo de Roma–: sufrimientos de los palestinos, expulsados de sus propias tierras u obligados, en los últimos tiempos, a un permanente asedio, objetivo de una especie de castigo colectivo; sufrimientos de la población israelí, que vive diariamente en el terror de ser objetivo de atentados anónimos».

«A esto se le añade la violación de un derecho fundamental, la libertad de culto –añadió–. En efecto, a causa de un severo toque de queda en el día de la oración semanal los creyentes ya no tienen acceso a los lugares de culto».

«Ante este drama humanitario, que no parece encontrar signos de esperanza, nadie puede quedar indiferente –afirmó–. Por este motivo, una vez más, hago un llamamiento a los responsables políticos israelíes y palestinos para que vuelvan encontrar el camino de la negociación leal. Pido a la comunidad internacional que se comprometa con mayor determinación para estar presente sobre el terreno, ofreciendo la propia mediación para crear condiciones de un diálogo fructuoso entre las partes, diálogo que debe servir a acelerar el proceso hacia la paz».

Ofrecemos a continuación las palabras que pronunció el Santo Padre.

* * *

1. En este momento de descanso veraniego, mientras muchos gozan del merecido descanso, no dejo de pensar con profunda preocupación en la Tierra Santa, donde por desgracia no experimentan tregua los casi diarios episodios de violencia execrable, que quitan la vida de tantos hermanos y hermanas nuestros, víctimas de una letal espiral de venganzas en cadena.

¿Cuándo se logrará comprender que la convivencia entre el pueblo israelí y el palestino no puede surgir de las armas? Los atentados, los muros de separación, las represalias no llevarán nunca a una justa solución del conflicto armado. El Papa sufre con quienes están lloran lutos y destrucción; está cerca sobre todo de los numerosos inocentes, que pagan el precio de esta violencia. Desea repetir a todos, independientemente del grupo étnico al que pertenezcan, que no hay justificación alguna para quien asesina de manera indiscriminada a personas civiles indefensas.

2. Desde 1967 hasta hoy se ha dado una secuencia espantosa de inenarrables sufrimientos: sufrimientos de los palestinos, expulsados de sus propias tierras u obligados, en los últimos tiempos, a un permanente asedio, objetivo de una especie de castigo colectivo; sufrimientos de la población israelí, que vive diariamente en el terror de ser objetivo de atentados anónimos.

A esto se le añade la violación de un derecho fundamental, la libertad de culto. En efecto, a causa de un severo toque de queda en el día de la oración semanal los creyentes ya no tienen acceso a los lugares de culto.

Pienso en vosotros, queridos cristianos, que si bien no estáis involucrados en las acciones terroristas al compartir las penas de vuestros conciudadanos sentís la tentación de abandonar Tierra Santa. El Papa y toda la Iglesia están con vosotros y renuevan sus sentimientos de profunda solidaridad y cercanía espiritual.

3. Ante este drama humanitario, que no parece encontrar signos de esperanza, nadie puede quedar indiferente. Por este motivo, una vez más, hago un llamamiento a los responsables políticos israelíes y palestinos para que vuelvan encontrar el camino de la negociación leal. Pido a la comunidad internacional que se comprometa con mayor determinación para estar presente sobre el terreno, ofreciendo la propia mediación para crear condiciones de un diálogo fructuoso entre las partes, diálogo que debe servir a acelerar el proceso hacia la paz. A los cristianos de todas las partes del mundo les pido que se unan en la oración intensa y confiada. Que María, reina de la paz, logre que se escuche finalmente el grito de quien sufre y muere en Tierra Santa.

[Traducción realizada por Zenit]

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ZENIT Staff

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