El Papa pide el fin de las tragedias de Darfur y Kampala

Al recibir a los nuevos embajadores de Sudán, Uganda y Kenia

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes 18 de diciembre de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI pidió que acaben las tragedias de Darfur y Kampala, este jueves al recibir a los nuevos embajadores de Sudán y Uganda ante la Santa Sede.

Lo hizo en los discursos separados que les dirigió, como a los otros seis nuevos embajadores que se acreditaron este jueves.

Al recibir al embajador de Sudán ante la Santa Sede, Sulieman Mohamed Mustafa, el Papa destacó el agradecimiento de la Santa Sede por la firma del Acuerdo General de Paz, hace cuatro años, “que puso fin a un periodo trágico de un inmenso sufrimiento, de pérdida de vidas y de destrucción”.

“Las expectativas generadas por este acuerdo, contraído por las partes importantes en el país y con el apoyo de la comunidad internacional, deben mantenerse vivas”, añadió.

También apreció “la excelente labor realizada por las fuerzas de paz internacionales en las zonas sensibles y de los organismos humanitarios” en este periodo delicado, las cuales, dijo, “merecen el apoyo y la debida asistencia de todas las autoridades nacionales y regionales”.

Sin embargo, Benedicto XVI afirmó que “la población de Darfur sigue sufriendo mucho” y que “los acuerdos negociados entre los grupos armados han sido lentos y vacilantes, y necesitan urgentemente apoyo de todas las partes”.

“El respeto a las poblaciones civiles y a sus derechos humanos básicos y las responsabilidades en relación con la estabilidad nacional y regional exigen claramente renovados intentos de buscar acuerdos duraderos”, afirmó.

“Es mi esperanza sincera que todas las partes pueden aprovechar todas las oportunidades para la solución mediante el diálogo y la resolución pacífica de los conflictos”, confesó.

“Ésta es la única manera de que conduzcan a la estabilidad – respaldada por la verdad, la justicia y la reconciliación – en la región de Darfur y en el resto del país”, añadió.

Respecto a la cuestión de la libertad religiosa, Benedicto XVI señaló que “Sudán, como muchos países, se enfrenta al reto de buscar un verdadero y justo equilibrio entre la conservación de los valores culturales que marcan la identidad de la mayoría de la población y el respeto a los derechos y libertades de las minorías”.

Afirmó que “las autoridades públicas deben garantizar que el derecho humano fundamental a la libertad religiosa sea verdaderamente disfrutado por las personas de todas las religiones”.

“Asimismo -continuó-, las familias de una minoría religiosa que viven en lugares donde las escuelas tienen programas educativos adecuados a la mayoría religiosa, buscan con razón el reconocimiento de sus derechos de padres para determinar la educación de sus hijos sin trabas legislativas”.

Respecto a Uganda, el Papa apreció ante su embajador ante la Santa Sede, Francis K. Butagira, “el clima de libertad y de respeto en su nación hacia la Iglesia católica”.

“Los frutos de la cooperación entre la Iglesia y el Estado, especialmente en áreas relacionadas con el desarrollo, la educación y la salud, son muy reconocidos”, constató.

Tras calificar como “alentadores” “los progresos realizados para hacer frente a las causas del subdesarrollo” en Uganda, Benedicto XVI señaló que “la ola de violencia en el país ha devastado grandes áreas”.

“Mientras el mundo busca resultados concretos de la reunión celebrada recientemente en Uganda sobre la situación de los desplazados, refugiados y personas que han vuelto, ruego que la Declaración de Kampala pueda hacer que los ocupan puestos de responsabilidad en su país y más allá den el debido apoyo y asistencia a todos los que, por causas ajenas a su voluntad, se han visto obligados a huir de sus hogares”, dijo.

El Papa también recordó que la reconciliación y la paz fueron los temas principales del reciente Sínodo Especial para África.

“La experiencia de la Iglesia en el continente ha demostrado que la mera ausencia de conflicto no constituye la paz -afirmó-. Sólo a través del establecimiento de la justicia, la reconciliación y la solidaridad, se puede lograr la paz verdadera y duradera y la estabilidad.

Al recibir después al embajador de Kenia ante la Santa Sede, Elcana Odembo, Benedicto XVI mostró su “compasión por todos aquellos que sufrieron lesiones o fallecimiento en el transcurso de la violencia” vivida en Kenia hace unos dos años, a raíz de unos controvertidos resultados electorales.

También expresó su “sincera esperanza en que el programa de reforma emprendido por su Gobierno pueda tener éxito en el restablecimiento de la paz y la estabilidad por los que Kenia fue justamente reconocido por muchos años”.

“El diálogo y el consenso popular, acompañados por la rendición de cuentas y la transparencia, son las características de un gobierno democrático sólido y estable”, afirmó.

Benedicto XVI recordó, como dijo en su llegada a África el pasado mes de marzo, que ese continente “ha sufrido de manera desproporcionada, en un momento de escasez mundial de alimentos, la turbulencia financiera y los patrones preocupantes del cambio climático”.

Y destacó que “es esencial que los intentos de resolver estos problemas tengan debidamente en cuenta las necesidades y los derechos de los pueblos de África”.

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ZENIT Staff

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