CIUDAD DEL VATICANO, 4 marzo 2003 (ZENIT.org).- En su mensaje anual a la Iglesia de Brasil con motivo de su tradicional Campaña de Fraternidad, Juan Pablo II señaló este martes que la solidaridad hacia el prójimo, actualmente, se hace aún más necesaria cuando se trata de ancianos.
Ello implica un cambio de mentalidad: «Es necesario sustituir la cultura utilitaria y materialista –que mide el valor del ser humano por lo que produce y consume– con una cultura que reconozca el valor “absoluto” de cada persona, sea cual sea su grado de capacidad o eficiencia», explicó el Papa.
El escrito del Santo Padre, dirigido al obispo Jayme Henrique Chemello –presidente de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil–, se centra en el tema de la campaña, «Vida, dignidad y esperanza».
«La Iglesia –escribe el Papa– indica por mandato del Redentor el camino para el bien espiritual y humano, camino de reconciliación y de penitencia, mediante la conversión personal y la solidaridad con el prójimo».
Indicando que esa solidaridad, en nuestra época, es especialmente necesaria con los ancianos, Juan Pablo II subrayó la importancia de «programar con urgencia la ayuda a nuestros hermanos y hermanas», ya que los progresos médicos han hecho posible la prolongación de la vida media de las personas.
Además, el Papa manifestó su deseo de que, en este marco, surjan programas sanitarios y sociales de las instituciones públicas y privadas, así como de las pastorales diocesanas.
Finalmente alentó y dirigió un cariñoso saludo «a los brasileños más ancianos, sobre todo a los viudos y viudas, a los religiosos mayores y a nuestros queridos hermanos en el sacerdocio».
