El Papa pide libertad religiosa para los católicos de ritos orientales

Aboga por una mayor comprensión entre los cristianos de diferente rito

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CIUDAD DEL VATICANO, 12 mayo 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II pidió este lunes paz, desarrollo y libertad religiosa para los países en los que viven los católicos de ritos orientales.

Planteó su reivindicación al encontrarse en el Vaticano con los estudiantes de los seminarios pontificios de Roma de las Iglesias católicas orientales.

Se trata de comunidades cristianas en comunión con el obispo de Roma, pero que tienen ritos de tradición diferente a la latina. Según el Anuario Pontificio, hay cinco tradiciones en los Ritos Orientales (la alejandrina, la antioqueña, la armenia, la caldea, y la bizantina o constantinopolitana). Cada una, a su vez, se divide en diferentes ritos.

Si bien algunos de estos católicos han tenido que huir de sus países a causa de persecuciones o problemas políticos y económicos, la mayoría de estos fieles se encuentran sobre todo en Oriente Medio y Europa del Este, aunque abarcan una amplia región geográfica que va desde el Norte de África hasta Asia.

«Pensando en los países de los que venís quiero repetir con fuerza el auspicio de que se consolide cada vez más en aquellas regiones la paz y de que soluciones equitativas y pacíficas restituyan la concordia y las condiciones adecuadas de vida a las poblaciones que han sufrido tanto por causa de tensiones y opresiones injustas», afirmó el Papa.

«Que el Señor ilumine a los responsables de las naciones para que obren con valor, y respetando el derecho, por el bien de todos y por la libertad de todas las comunidades religiosas», añadió.

El Papa ejerce su ministerio de obispo de Roma con estas Iglesias con la ayuda de la Congregación vaticana para las Iglesias Orientales, cuyo prefecto es el cardenal Ignace Moussa I Daoud, patriarca emérito de Antioquía de los Sirios.

El Santo Padre aplaudió la iniciativa de esta Congregación de ofrecer la posibilidad de que los sacerdotes de diferentes ritos orientales de lengua árabe puedan contar con un centro de formación en Roma, el Colegio San Efrén, para realizar sus estudios eclesiásticos y desarrollar actividades apostólicas.

El Santo Padre consideró que este servicio es decisivo para la «defensa de la identidad ritual y la maduración eclesial y pastoral» de estos sacerdotes.

Por último, el Papa abogó por una comprensión mutua mayor entre católicos de rito latino y de rito oriental para crecer en «la unidad» de la Iglesia universal.

En particular, propuso el «conocimiento de la liturgia de las Iglesias de Oriente y de las tradiciones espirituales de los Padres y Doctores del Oriente Cristiano».

Es necesario, afirmó, «evitar tensiones entre latinos y orientales y estimular el diálogo entre católicos y ortodoxos».

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ZENIT Staff

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