El Papa pide más empeño en hacer efectivo el derecho a la salud

El mundo sanitario “no puede sustraerse a las reglas morales”, subraya

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves 18 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- El Papa pide un compromiso “a todos los niveles” para que el derecho a la salud sea verdaderamente efectivo para todas las personas, especialmente en los países pobres.

Es el contenido del Mensaje que ha enviado a los participantes en la Conferencia Internacional promovida por el Consejo Pontificio para los Operadores Santiarios, que se está celebrando estos días en el Vaticano.

En el texto, dirigido al presidente de este dicasterio, monseñor Zygmunt Zimowski, el Papa subraya que esta Conferencia – sobre el tema Caritas in Veritate – Por una atención sanitaria equitativa y humana – “se inserta bien en el año celebrativo de los 25 años de la institución del Dicasterio”, y “ofrece un motivo ulterior para dar gracias a Dios por este precioso instrumento para el apostolado de la misericordia”.

El tema elegido, observa, “reviste un interés particular para la comunidad cristiana, en el que es central el cuidado por ser hombre, por su dignidad trascendente y por sus derechos inalienables”.

La salud, de hecho, “es un bien precioso para la persona y la colectividad que hay que promover, conservar y tutelar, dedicando medios, recursos y energías necesarias para que más personas puedan acceder a ella”.

“Por desgracia – denuncia el obispo de Roma –, aún hoy permanece el problema de muchas poblaciones del mundo que no tienen acceso a los recursos necesarios para satisfacer las necesidades fundamentales, de forma particular en lo que respecta a la salud”.

Si en algunos lugares hay “una atención a la salud que corre el riesgo de transformarse en consumismo farmacológico, médico y quirúrgico, convirtiéndose casi en un culto del cuerpo”, en otros sin embargo se asiste “a la dificultad de millones de personas de acceder a condiciones de subsistencia mínimas y a fármacos indispensables para curarse”.

Frente a esta realidad “es necesario trabajar con mayor empeño a todos los niveles para que el derecho a la salud se haga efectivo, favoreciendo el acceso a los cuidados sanitarios primarios”.

Salud, justicia y caridad

También en el campo sanitario, constata el Papa, “es importante instaurar una verdadera justicia distributiva que garantice a todos, sobre la base de las necesidades objetivas, cuidados adecuados”.

El mundo de la salud, por tanto, “no puede sustraerse a las reglas morales que deben gobernarlo para que no se convierta en inhumano”.

“La imagen divina impresa en nuestro hermano funda la altísima dignidad de toda persona y suscita en cada uno la exigencia del respeto, del cuidado y del servicio”.

El Papa recuerda su encíclica Caritas in Veritate, en la que recuerda cómo la Doctrina Social de la Iglesia ha puesto siempre de manifiesto “la importancia de la justicia distributiva y de la justicia social en los diversos sectores de las relaciones humanas”.

“Se promueve la justicia cuando se acoge la vida del otro y se asume la responsabilidad hacia él, respondiendo a sus expectativas, porque en él se capta el rostro mismo del Hijo de Dios, que por nosotros se hizo hombre”, subraya.

El vínculo entre justicia y caridad, en perspectiva cristiana, es por lo demás “muy estrecho”.

Siempre en su Encíclica social, Benedicto XVI explica de hecho que “la caridad supera a la justicia, porque amar es donar, ofrecer de lo “mio” al otro; pero nunca sin la justicia, que induce a dar al otro lo que es “suyo”, lo que le corresponde en razón de su ser y de su obrar

“Quien ama con caridad a los demás es ante todo justo hacia ellos. No solo la justicia no es extraña a la caridad, no sólo no es una vía alternativa o paralela a la caridad: la justicia es ‘inseparable de la caridad’, intrínseca a ella. La justicia es la primera vía de la caridad”.

“Inclinarse como el Buen Samaritano hacia el hombre herido abandonado al lado del camino es realizar esa “justicia más grande” que Jesús pide a sus discípulos y lleva a cabo en su vida, porque el cumplimiento de la ley es el amor”, concluye el obispo de Roma en su Mensaje.

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ZENIT Staff

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