El Papa pide oración para que la Palabra de Dios cada vez se escuche, se ame y se viva más

Intenciones por las que rezar en el mes de marzo

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ROMA, miércoles, 28 febrero 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI pide oración para que «p ara que la Palabra de Dios sea, cada vez más, escuchada, contemplada, amada y vivida».

Así se desprende de la intención general para el mes de marzo contenida en la carta pontificia, junto a todas las demás intenciones que el Santo Padre ha confiado al «Apostolado de la oración» para este año.

El «Apostolado de la oración» (AdP, http://www.adp.it) es una iniciativa que siguen unos 50 millones de personas de los cinco continentes.

Gracias a ella, laicos, religiosos, sacerdotes y obispos de todo el mundo ofrecen sus oraciones y sacrificios por las intenciones que el Papa indica cada mes a nivel universal.

Al hacer de la vivencia de la Palabra de Dios el eje de la oración del próximo mes, Benedicto XVI recalca nuevamente la importancia que tiene el tema, sobre el que ha convocado el próximo Sínodo de los obispos.

Hace un mes, al recibir a los miembros del Consejo Ordinario de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos, reunidos por vez primera para preparar esa asamblea de obispos del mundo, el Santo Padre subrayó su esperanza de que tal cita sirva para redescubrir «la importancia de la Palabra de Dios en la vida de cada cristiano».

Añadió otro «deseo de corazón»: que la asamblea episcopal ayude también a redescubrir «el dinamismo misionero que es intrínseco a la Palabra de Dios».

Del 5 al 26 de octubre de 2008 acudirán obispos de todo el mundo a este Sínodo, que se celebrará en el Vaticano sobre el tema escogido por Benedicto XVI: «La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia».

La intención misionera de oración para el mes de marzo es la siguiente « Para que los responsables de las Iglesias jóvenes se preocupen de la formación de los catequistas, los animadores y los laicos entregados al servicio del Evangelio».

Por Iglesias jóvenes en los territorios de misión se entienden « las diócesis o vicariatos apostólicos de reciente creación y otras realidades similares, o bien lugares en los que la evangelización todavía se encuentra en una fase incipiente», explica la Congregación vatiana para la Evangelización de los Pueblos- monseñor Jerry Bitoon, oficial de este dicasterio.

Es el caso de las Iglesias en países de Asia central como Mongolia, Nepal, Bhután, o de Oriente Medio, como Arabia Saudita, Irán, Irak, o del interior de África, de Sudamérica, del sudeste asiático, de Oceanía o del subcontinente indio.

«En todos estos lugares hay una gran escasez de sacerdotes locales, a veces una ausencia total»; en otros, sí hay misioneros preparados, pero leyes específicas de algunas naciones «prohíben o hacen extremadamente difícil» la evangelización, o se registra la «resistencia, a veces violenta» y «amenazas de muerte, por parte de algunos fieles extremistas, fanáticos o fundamentalistas», recuerda monseñor Bitoon.

«Las jóvenes Iglesias están en primera línea en la evangelización», y es allí precisamente donde «el Señor de la gran mies llama a innumerables catequistas y animadores, especialmente animadores misioneros laicos, a colaborar activamente con la Iglesia local», constata.

Y «¿cuál es el secreto de su incansable dedicación a la evangelización?»: «los obispos de las jóvenes Iglesias responden rápidamente que es la formación continua de estos catequistas y animadores -no misioneros- laicos el secreto escondido de su eficacia y dedicación al mandato de Cristo de proclamar su Buena Nueva a todos, a toda costa, ¡incluso a costa de la propia vida!», confirma el oficial del dicasterio vaticano.

De ahí la importancia -advierte- de que los católicos de todo el mundo recen «para que los responsables de las jóvenes Iglesias puedan ser constantemente conscientes de la necesidad de formar bien a sus catequistas y animadores misioneros laicos».

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ZENIT Staff

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