El Papa pide que se respete a los cristianos de Oriente Medio

Urge un esfuerzo internacional para evitar un nuevo derramamiento de sangre

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NICOSIA, domingo 6 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI auguró este domingo, durante su viaje apostólico a Chipre, que los cristianos de Oriente Medio vean respetados sus derechos, incluidos los de la libertad religiosa y de culto, y que las tensiones que sacuden a la región puedan desaparecer.

Lo afirmó al entregar el Instrumentum Laboris (documento de trabajo) a cada uno de los miembros del Consejo Especial para Oriente Medio del Sínodo de los Obispos, al terminar la celebración eucarística en el Palacio de los Deportes Eleftheria de Nicosia.

El Papa les dio las gracias “por todo el trabajo que se ha hecho ya en previsión de la Asamblea Sinodal”, prevista en el Vaticano entre el 10 y el 24 de octubre próximos, sobre el tema “La Iglesia católica en Oriente Medio: Comunión y testimonio. ‘La multitud de los creyentes tenían un solo corazón y una sola alma’ (Hch, 4, 32)”, y prometió el apoyo de su oración mientras se entra en la fase final de la preparación del acontecimiento.

Después subrayó que Oriente Medio ocupa “un lugar especial en el corazón de todos los cristianos, desde el momento en que fue precisamente allí donde Dios se dio a conocer a nuestros padres en la fe”.

Desde allí “el mensaje del Evangelio se ha difundido en todo el mundo, pero los cristianos de todo lugar siguen mirando a Oriente Medio con especial reverencia, a causa de los profetas y de los patriarcas, de los apóstoles y de los mártires, a los que debemos tanto, a los hombres y a las mujeres que escucharon la palabra de Dios, dieron testimonio de ella y nos la entregaron a nosotros, que pertenecemos a la gran familia de la Iglesia”.

Como señaló el Papa, la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para Oriente Medio “intentará profundizar en los vínculos de comunión” entre los miembros de las Iglesias locales y “la comunión de las propias Iglesias entre sí y con la Iglesia universal”.

De la misma forma, añadió, la Asamblea desea animar a los fieles de la región mediooriental en el testimonio de la fe en Cristo que dan “en los países donde la fe nació y creció”.

Sínodo de la esperanza

Benedicto XVI reconoció que los fieles de Oriente Medio “sufren grandes pruebas debido a la situación actual de la región”.

En este contexto, el Sínodo “supone una ocasión para los cristianos del resto del mundo de ofrecer un apoyo espiritual y una solidaridad hacia sus hermanos y hermanas de Oriente Medio” y para “subrayar el importante valor de la presencia y del testimonio cristianos en los países de la Biblia”.

“Vosotros contribuis de muchas formas al bien común, por ejemplo a través de la educación, el cuidado de los enfermos y la asistencia social, y trabajáis por la construcción de la sociedad”, dijo el Papa a los presentes. “Deseáis vivir en paz y armonía con vuestros vecinos judíos y musulmanes. A menudo actuáis como artesanos de la paz en el difícil proceso de reconciliación”.

“Merecéis reconocimiento por el papel inestimable que desempeñáis”, subrayó.

“Tengo la firme esperanza de que vuestros derechos sean cada vez más respetados, incluyendo el derecho a la libertad de culto y la libertad religiosa, y que no sufráis nunca más discriminaciones de ningún tipo”.

El Papa mostró su confianza en que el próximo Sínodo “ayude a volver la atención de la comunidad internacional sobre la condición de los cristianos de Oriente Medio, que sufren a causa de su fe, para que se puedan encontrar soluciones justas y duraderas a los conflictos que causan tantos sufrimientos”.

De la misma forma, quiso reafirmar con fuerza su “llamamiento personal por un esfuerzo internacional urgente y concertado para resolver las tensiones que permanecen en Oriente Medio, especialmente en Tierra Santa, antes de que estos conflictos lleven a un mayor derramamiento de sangre”.

Monseñor Padovese

El Papa subrayó también el deber de recordar a monseñor Luigi Padovese, Vicario apostólico de Anatolia, asesinado por su chófer en la vigilia de la llegada del Pontífice a Chipre y que, como Presidente de la Conferencia Episcopal Turca, contribuyó a la preparación del Instrumentum Laboris.

“La noticia de su muerte repentina y trágica, sucedida el jueves, nos sorprendió y afectó a todos nosotros”, confesó.

“Confío su alma a la misericordia de Dio omnipotente, recordando cuánto se comprometió, especialmente como obispo, por la mutua comprensión en el ámbito interreligioso y cultural y por el diálogo entre las Iglesias”.

“Su muerte es un recuerdo aleccionador de la vocación que compartimos todos los cristianos, de ser valientes testigos, en toda circunstancia, de lo que es bueno, noble y justo”.

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ZENIT Staff

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