CIUDAD DEL VATICANO, 20 junio 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II celebró la Jornada Mundial del Refugiado saludando este miércoles a representantes del Servicio de los Jesuitas para los Refugiados (JRS) de Roma, organización católica internacional presente en más de 40 países al lado de los desplazados forzosos.
«Vuestra presencia –dijo el Papa al final de la audiencia general concedida a varios miles de peregrinos en la plaza de San Pedro– nos recuerda los 50 millones de refugiados y prófugos concentrados en algunas de las regiones más pobres del mundo».
«Deseo vivamente que los responsables de las naciones sepan buscar solícitas y eficaces soluciones a los problemas que originan todos esos grandes sufrimientos, garantizando la ayuda necesaria para que las personas en exilio tengan condiciones de vida dignas de seres humanos».
En un informe publicado con motivo de la Jornada Mundial del Refugiado, el Servicio de los Jesuitas denuncia sin embargo que el compromiso internacional ha decaído alarmantemente. El presupuesto del Alto Comisionado para los Refugiados (ACNUR) para el año 2002 es de 130 millones de dólares menos que el de inicios del año 2001.
Una reducción que «afectará severamente» al trabajo del JRS y de otras organizaciones, explica su director, el padre Luis Magriñà. «Todos los refugiados tienen derecho a la asistencia». Pues, como constata el informe, el 80% de los refugiados son mujeres y niños, «expuestos a explotaciones y tráfico humano».
