El Papa pide una nueva atención en la preparación a la recepción de la Eucaristía

Al clausurar el Congreso Eucarístico Internacional de Quebec

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QUEBEC, domingo, 22 junio 2008 (ZENIT.org).- Al participar por satélite en la clausura del Congreso Eucarístico Internacional de Quebec, Benedicto XVI pidió a toda la Iglesia «una atención renovada a la preparación a la recepción de la Eucaristía».

 

Los miles de fieles reunidos en la mañana del domingo (hora de Canadá) en la explanada de Abraham, en la ciudad canadiense, pudieron ver y escuchar al Papa a través de grandes pantallas, quien pronunció la homilía en la misa conclusiva.

Comentando el tema del congreso, «La Eucaristía, don de Dios para la vida del mundo», el Santo Padre reconoció: «La Eucaristía es nuestro tesoro más bello».

«Es el sacramento por excelencia; nos introduce por adelantado en la vida eterna; contiene todo el misterio de nuestra salvación; es la fuente y la cumbre de la acción y de la vida de la Iglesia», aclaró.

«Por tanto, es particularmente importante el que los pastores y los fieles profundicen permanentemente en este gran sacramento», añadió.

De este modo, señaló, «cada quien podrá fortalecer su fe y cumplir cada vez mejor su misión en la Iglesia y en el mundo, recordando la fecundidad de la Eucaristía para la vida persona, para la vida de la Iglesia y del mundo».

Por este motivo el Papa quiso «invitar a los pastores y a los fieles a una atención renovada de la preparación a la recepción de la Eucaristía».

«A pesar de nuestra debilidad y de nuestro pecado, Cristo quiere poner en nosotros su morada». Por tanto, dijo, «tenemos que hacer todo lo posible para recibirle con un corazón puro, volviendo a encontrar sin cesar, a través del sacramento del perdón, la pureza que el pecado ha ensuciado».

En efecto, aclaró, «el pecado, sobre todo el pecado grave, se opone a la acción de la gracia eucarística en nosotros. Por otra parte, quienes no pueden comulgar a causa de su situación, encontrarán en la comunión de deseo y en la participación en la Eucaristía una fuerza y una eficacia salvadora».

«La Eucaristía no es una comida entre amigos», advirtió. «Estamos llamados a entrar en este misterio de alianza, conformando cada día cada vez más nuestra vida con el don recibido en la Eucaristía».

El obispo de Roma invitó a rezar para que Dios envíe sacerdotes a la Iglesia y a transmitir esta invitación a muchachos jóvenes, «para que acepten con alegría y sin miedo responder a Cristo. No quedarán decepcionados. Que las familias sean el lugar primordial de esta cuna de vocaciones».

Aclaró que «la participación de la Eucaristía no aleja de nuestros contemporáneos, al contrario, dado que es la expresión por excelencia del amor de Dios, nos llama a comprometernos con todos nuestros hermanos para afrontar los desafíos presentes y para hacer que el planeta sea un lugar agradable».

«Para esto –dijo–, tenemos que luchar sin cesar para que toda persona sea respetada desde su concepción hasta su muerte natural, que nuestras sociedades ricas acojan a los más pobres y les vuelvan a dar toda su dignidad, que toda persona pueda alimentarse y hacer vivir a su familia, que la paz y la justicia brillen en todos los continentes».

La celebración eucarística fue presidida por el legado papal, el cardenal Jozef Tomko, en medio de una constante lluvia que no desalentó a los peregrinos. El próximo Congreso Eucarístico Internacional, según anunció el Papa, se celebrará en Dublín (Irlanda) en el año 2012.

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ZENIT Staff

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