VALENCIA, sábado, 8 julio 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI destacó el decisivo papel que desempeñan los abuelos en la familia en el discurso que pronunció al concluir la vigilia del V Encuentro Mundial de las Familias, celebrada en el entorno de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia.
Antes de concluir su intervención con una oración, el pontífice reconoció que los abuelos «pueden ser -y son tantas veces- los garantes del afecto y la ternura que todo ser humano necesita dar y recibir».
«Ellos dan a los pequeños la perspectiva del tiempo, son memoria y riqueza de las familias», siguió diciendo.
«Ojalá que, bajo ningún concepto, sean excluidos del círculo familiar», deseó el pontífice.
«Son un tesoro que no podemos arrebatarles a las nuevas generaciones, sobre todo cuando dan testimonio de fe ante la cercanía de la muerte», recalcó.
Fue el único momento del discurso, leído en español, en el que el Papa improvisó con una enorme sonrisa. Poco antes, el actor Lino Banfi, explicó que cuando a él le dicen que es el «abuelo de Italia», responde diciendo que «entonces, el Papa es el abuelo del mundo».
En su discurso, el Papa dijo que quería dedicar un pasaje particular del mismo a los abuelos «tan importantes en las familias» e improvisando, añadió, «y yo soy el abuelo del mundo, hemos escuchado».
