El Papa proclama el «Año del Rosario» y publica una carta apostólica

Añade cinco «misterios de la luz» sobre la vida pública de Jesús

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CIUDAD DEL VATICANO, 16 octubre 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II celebró este miércoles los 24 años de su pontificado con dos gestos simbólicos: la proclamación del Año del Rosario y la publicación de una carta apostólica dedicada a esta oración.

El Papa firmó la misiva al aire libre, en la tradicional audiencia semanal en la plaza de San Pedro del Vaticano, en la que participaron unos 17 mil peregrinos de todos los continentes, entre los que destacaban 4 mil polacos.

En una fecha tan significativa, dejó ante todo clara su determinación a continuar en el ejercicio de su ministerio de obispo de Roma mientras Dios se lo permita y puso en manos de la Virgen María «la vida de la Iglesia y la vida tan convulsionada de la humanidad».

«A ella le confío también mi futuro –añadió–. Pongo todo en sus manos para que con amor de madre lo presente a su Hijo».

En su nueva carta apostólica que lleva por título «Rosarium Virginis Mariae» («El Rosario de la Virgen María»), el Papa presenta la oración mariana –si se reza «con devoción y no mecánicamente»– como una «meditación de los misterios de la vida y de la obra de Cristo».

«Al repetir la invocación del «Avemaría», podemos profundizar en los acontecimientos esenciales de la misión del Hijo de Dios sobre la tierra, que nos han sido transmitidos por el Evangelio y por la Tradición», explica.

Y, dado que en los quince misterios del Rosario que hasta ahora se rezaban no se contemplaban los grandes acontecimientos de la vida pública de Cristo, en la nueva carta el pontífice añade otros cinco misterios y los llama «misterios de la luz».

Comprenden los momentos de la vida de Jesús que van desde el Bautismo en el Jordán hasta el inicio de la Pasión.

«¿Hay acaso un medio más adecuado que el Rosario para la exigente pero extraordinariamente rica tarea de contemplar el rostro de Cristo con María? –preguntó el Papa a los peregrinos–. Para ello tenemos que redescubrir la profundidad mística encerrada en la sencillez de esta oración, tan querida por la tradición popular.

En segundo lugar, y para reforzar su propuesta, el Papa convocó la celebración del «Año del Rosario», que va desde octubre de 2002 a octubre de 2003.

Aclaró que esta convocatoria celebra tres momentos significativos: los 25 años de su pontificado; los 120 años del aniversario de la encíclica «Supremi apostolatus officio» de León XIII que comenzó una serie de documentos sobre el Rosario; y el apéndice del Año Santo de 2000.

«En la historia de los grandes Jubileos existía la buena costumbre de que, después del año jubilar dedicado a Cristo y a la obra de la Redención, fuera proclamado uno en honor de María, como queriendo implorar de ella la ayuda para hacer fructificar las gracias recibidas», explicó.

Al despedirse de los peregrinos, aseguró: «El Año del Santo Rosario que viviremos juntos producirá ciertamente benéficos frutos en el corazón de todos, renovará e intensificará la acción de la gracia del gran Jubileo del Año 2000 y se convertirá en manantial de paz para el mundo».

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ZENIT Staff

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