El Papa propone combatir y prevenir la violencia apoyando a la familia

Al recibir a los obispos de El Salvador

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 28 febrero 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha propuesto combatir y prevenir la violencia apoyando a la familia, al reunirse este jueves con los obispos de El Salvador.

En el encuentro que tuvo con los prelados, tras haberse reunido personalmente con ellos en los días pasados y de haber leídos sus informes, redactados con motivo de su quinquenal visita ad limina apostolorum, el Papa reconoció que la violencia es el problema más grave de esa nación.

En su discurso, en respuesta a las palabras que le había dirigido monseñor Fernando Sáez Lacalle, arzobispo de San Salvador y presidente de la Conferencia Episcopal, el Santo Padre constató cómo los corazones de los obispos «se conmueven al contemplar las graves necesidades del pueblo que os ha sido encomendado, y al que queréis servir con amor y dedicación».

«A causa de la situación de pobreza muchos se ven obligados a emigrar en busca de mejores condiciones de vida –denunció–, lo cual provoca a menudo consecuencias negativas para la estabilidad del matrimonio y de la familia».

Más de dos millones y medio de salvadoreños viven en los Estados Unidos.

El obispo de Roma reconoció también los esfuerzos que los obispos hacen «para promover la reconciliación y la paz en vuestro país, y superar así dolorosos acontecimientos del pasado».

Ahora bien, junto a los obispos, el Papa constató que el «problema de la violencia», puede considerarse «como el más grave en vuestra nación».

Analizando sus causas, mencionó que «el incremento de la violencia es consecuencia inmediata de otras lacras sociales más profundas, como la pobreza, la falta de educación, la progresiva pérdida de aquellos valores que han forjado desde siempre el alma salvadoreña y la disgregación familiar».

«En efecto –aseguró–, la familia es un bien indispensable para la Iglesia y la sociedad, así como un factor básico para construir la paz».

Por este motivo subrayó «la necesidad de revitalizar y fortalecer en todas las diócesis una adecuada y eficaz pastoral familiar, que ofrezca a los jóvenes una sólida formación espiritual y afectiva, que les ayude a descubrir la belleza del plan de Dios sobre el amor humano, y les permita vivir con coherencia los auténticos valores del matrimonio y de la familia, como la ternura y el respeto mutuo, el dominio de sí, la entrega total y la fidelidad constante».

El Salvador tiene seis millones y medio de habitantes, en un 80% católicos.

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ZENIT Staff

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