El Papa propone verdad y reconciliación para lograr la unidad de Chipre

Al despedirse de la isla, ratifica el compromiso ecuménico y de diálogo con el Islam

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LARNACA, domingo 6 de junio de 2010 (ZENIT.org). – Al despedirse de Chipre, Benedicto XVI presentó en la tarde de este domingo la verdad y la reconciliación como las dos claves que permitirán un futuro de unidad para Chipre.

En la ceremonia de despedida, que tuvo lugar en el aeropuerto internacional de Larnaca, en presencia del presidente de Chipre, Demetris Christofias, el Papa confirmó asimismo el compromiso de la Iglesia católica para buscar la unidad plena con las Iglesias ortodoxas y el diálogo con los creyentes en el Islam.

Al concluir la primera visita de un obispo de Roma a esta isla, que había comenzado el 4 de junio, el Papa afrontó la separación que vive Chipre, con el norte de la isla ocupado por Turquía desde 1974.

El mismo pontífice ha sido testigo de esta división, pues en estos días ha dormido en la nunciatura apostólica, que se encuentra en la «línea verde» o zona de separación entre las dos partes de la isla, bajo control del contingente de las Naciones Unidas.

«He podido ver personalmente algo de la triste división de la isla, así como darme cuenta de la pérdida de una parte significativa de una herencia cultural que pertenece a toda la humanidad», reconoció.

«He podido también escuchar a los chipriotas del norte que querrían regresar en paz a sus casas y a sus lugares de culto, y he quedado profundamente impresionado por sus peticiones», añadió.

Para el Papa, «la verdad y la reconciliación, junto al mutuo respeto, son el fundamento más sólido para un futuro de unidad y de paz para esta isla y para la estabilidad y prosperidad de todos sus habitantes».

Reconociendo que «en los años pasados, se ha logrado algo muy positivo a través de un diálogo concreto, a pesar de que falta todavía mucho por hacer para superar las divisiones», el Papa alentó a los chipriotas a «trabajar con paciencia y constancia con vuestros vecinos para construir un futuro mejor y más seguro para vuestros hijos».

Diálogo ecuménico y con el Islam

Agradeciendo la acogida dispensada por Crisóstomos II, arzobispo ortodoxo de Chipre, confesión a la que pertenece el 81,5% de la población, el sucesor de Pedro confío en que su visita pueda dar un paso más «en el largo camino que fue abierto con el abrazo en Jerusalén», en 1964, entre el entonces patriarca ecuménico de Constantinopla, Atenágoras, el papa Pablo VI.

A raíz de este encuentro se acordó en 1965 la revocación de los decretos de excomunión mutua lanzados en 1054 y que darían lugar al cisma de separación de las Iglesias ortodoxas de Roma.

«Hemos recibido un llamamiento divino a ser hermanos, a caminar uno al lado del otro en la fe, con humildad, ante Dios omnipotente, y con inseparables lazos de afecto mutuo», subrayó.

Por eso, aseguró «que la Iglesia católica, con la gracia de Dios, se comprometerá para alcanzar el objetivo de la perfecta unidad en la caridad, a través de una estima más profunda por lo más querido para católicos y ortodoxos».

Por último, expresó su esperanza de que juntos, «cristianos y musulmanes, se conviertan en levadura de paz y reconciliación entre los chipriotas, lo que se convertirá en ejemplo para los demás países».

La ceremonia de despedida concluyó como había comenzado la visita, con la bendición de un árbol de olivo, símbolo de la paz.

A continuación subió abordo del avión,un A320 de la Cyprus Airways, que le llevaría de regreso a Roma.

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ZENIT Staff

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