Si bien Navarro-Valls no ofreció más detalles, el encuentro tiene lugar tras la serie de contactos con líderes internacionales que el Santo Padre está realizando para evitar un conflicto armado en Irak que, como ha repetido en varias ocasiones, tendría consecuencias imprevisibles.
España es miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, y respalda el proyecto de segunda resolución sobre la crisis presentado el lunes por Estados Unidos y el Reino Unido.
El secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede, el arzobispo Jean-Louis Tauran, en una intervención pronunciada este lunes, insistió en las graves responsabilidades que tiene Irak pero, al mismo tiempo recordó que, según el derecho internacional, «sólo el Consejo de la ONU tiene el poder de decidir un ataque armado de legítima defensa, que supone la existencia de una agresión previa».
El representante vaticano consideró por este motivo que los inspectores de la ONU «deben poder continuar su trabajo» de búsqueda y destrucción de armas de destrucción masiva en Irak.
La visita de Aznar a Roma forma parte de la ronda de contactos internacionales, que ha emprendido tras encontrarse el fin de semana pasado, en Texas, con el presidente de Estados Unidos, George W. Bush. En esta semana se encontrará con el presidente de Francia, Jacques Chirac, y con el primer ministro británico, Tony Blair.
El Papa y Aznar, líder del Partido Popular, afrontarán también con toda probabilidad la cuestión del reconocimiento del cristianismo y sus comunidades en la futura Constitución europea, que en estos momentos está redactando la Convención europea.
El sábado pasado Juan Pablo II recibió en audiencia al primer ministro británico, Tony Blair. Días antes, se había encontrado con el secretario general de la ONU, Kofi Annan; con el viceprimer ministro iraquí, Tarek Aziz; así como con el ministro de Exteriores de Alemania y presidente de turno del Consejo de Seguridad de la ONU, Joschka Fischer.
Asimismo envió a Irak al cardenal Roger Etchegaray para encontrarse personalmente con Sadam Huseín y con la comunidad católica local.
