El Papa reclama para África un papel de protagonista en el escenario mundial

Camino para superar los actuales conflictos y promover el desarrollo

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 16 diciembre 2004 (ZENIT.org).- El mensaje de Juan Pablo II para la Jornada Mundial de la Paz (1 de enero de 2005) publicado este jueves da voz al drama del continente olvidado del sistema informativo, comercial y económico global: África.

El llamamiento del Papa se puede concentrar en una pregunta que él mismo plantea con estos términos: «¿Cómo no pensar en el querido Continente africano donde persisten conflictos que han provocado y siguen provocando millones de víctimas?».

La misiva aborda asimismo «los muchos y delicados problemas que obstaculizan el desarrollo del continente africano»: «piénsese en los numerosos conflictos armados, en las enfermedades pandémicas, más peligrosas aún por las condiciones de miseria, en la inestabilidad política unida a una difusa inseguridad social».

El obispo de Roma aboga por «un camino radicalmente nuevo para África: es necesario dar vida a nuevas formas de solidaridad, bilaterales y multilaterales, con un mayor compromiso por parte de todos y tomando plena conciencia de que el bien de los pueblos africanos representa una condición indispensable para lograr el bien común universal».

«Es de desear que los pueblos africanos asuman como protagonistas su propia suerte y el propio desarrollo cultural, civil, social y económico», reconoce el pontífice que acaba de anunciar la convocación del segundo sínodo de obispos de la historia que afrontará entre otras cosas estos problemas.

«Que África deje de ser sólo objeto de asistencia, para ser sujeto responsable de un modo de compartir real y productivo», exige el Santo Padre.

«Para alcanzar tales objetivos es necesaria una nueva cultura política, especialmente en el ámbito de la cooperación internacional», reconoce.

«Quisiera recordar una vez más que el incumplimiento de las reiteradas promesas relativas a la ayuda pública para el desarrollo y la cuestión abierta aún de la pesada carga de la deuda internacional de los Países africanos y la carencia de una consideración especial con ellos en las relaciones comerciales internacionales, son graves obstáculos para la paz, y por tanto deben ser afrontados y superados con urgencia».

«Para lograr la paz en el mundo es determinante y decisivo, hoy más que nunca, tomar conciencia de la interdependencia entre países ricos y pobres, por lo que el desarrollo o se convierte en un hecho común a todas las partes del mundo, o sufre un proceso de retroceso aún en las zonas marcadas por un constante progreso».

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ZENIT Staff

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