El Papa reclama una participación intensa en la súplica por la paz del mundo

Invita a la Jornada de oración y ayuno del Miércoles de Ceniza

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CIUDAD DEL VATICANO, 2 marzo 2003 (ZENIT.org ).- Juan Pablo II lanzó este domingo un renovado llamamiento a orar y ayunar por la paz en todo el mundo, especialmente en Tierra Santa y en Irak.

Como ya anunció el domingo pasado, el próximo 5 de marzo –Miércoles de Ceniza– será una Jornada de Oración y Ayuno por la paz.

«Este año, iniciaremos el itinerario penitencial hacia la Pascua con un compromiso más firme de oración y de ayuno por la paz, cuestionada por crecientes amenazas de guerra», dijo el Papa.

«La paz, de hecho, es un don de Dios que hay que invocar con humildad e insistente confianza», subrayó.

«Sin rendirse ante las dificultades –dijo el Santo Padre–, es necesario además buscar y recorrer todo camino posible para evitar la guerra, que siempre conlleva luto y graves consecuencias para todos».

La Jornada de Oración y Ayuno por la paz del próximo miércoles constituirá una ocasión para pedir «la paz para el mundo, en particular para Irak y Tierra Santa –invitó el Papa–, especialmente mediante el rezo del Rosario».

La oración mariana «reunirá a santuarios y parroquias, comunidades y familias. Desde todo lugar de la tierra se elevará esta oración a coro por intercesión de María, Madre de Misericordia y Reina de la Paz», concluyó.

Durante su mensaje, el Papa explicó que la Cuaresma es un tiempo orientado a la conversión del corazón «durante el cual los fieles son invitados a contemplar con mayor intensidad a Cristo, quien se prepara a realizar el sacrificio supremo de la Cruz».

Juan Pablo II recalcó especialmente la importancia del ayuno –incluido el interior–, una práctica penitencial con la que el «cristiano se prepara a seguir a Cristo» y que «ayuda a comprender mejor las dificultades y los sufrimientos de tantos hermanos nuestros oprimidos por el hambre, por la miseria y por la guerra» y mueve a gestos concretos de solidaridad.

La insistente petición del Papa a orar y ayunar por la paz se enmarca en los múltiples encuentros que tanto él como sus colaboradores están manteniendo para evitar el estallido de una guerra contra Irak y tratar de poner fin al conflicto desatado en Tierra Santa.

El jueves pasado el Santo Padre recibió al presidente del gobierno español, José María Aznar, a quien pidió –junto a las partes implicadas en la crisis iraquí– soluciones «pacíficas» e «inspiradas en el Derecho Internacional».

Ese mismo día, Juan Pablo II y Seyyed Mohammad Reza Jatami –hermano y enviado especial del presidente de la República Islámica de Irán– subrayaron la necesidad «de salvaguardar la paz en el área de Oriente Medio», durante un encuentro privado que mantuvieron en el Vaticano.

En pocos días, como enviado especial del Santo Padre, el cardenal Pio Laghi acudirá a Washington y entregará un mensaje de Juan Pablo II a George W. Bush relativo a la crisis iraquí.

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ZENIT Staff

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