El Papa recuerda a Chile que el primer derecho inalienable es el derecho a la vida

Al recibir las cartas credenciales del nuevo embajador de Santiago ante el Vaticano

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CASTEL GANDOLFO, viernes, 8 septiembre 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI explicó este viernes al nuevo embajador de Chile ante la Santa Sede que entre los derechos inalienables de la persona humana se encuentra ante todo el derecho a la vida en todas sus fases.

El pontífice también subrayó «el derecho a formar una familia» en el discurso que entregó al representante del país sudamericano, Pedro Pablo Cabrera Gaete (1948), diplomático de carrera que precedentemente ha sido embajador de su país en China, en la Federación Rusa, y en Gran Bretaña.

Tras transmitir su «deferente saludo» a la presidenta de Chile, doña Michelle Bachelet, el sucesor de Pedro reconoció que la Iglesia católica «comparte los anhelos de una justicia que no se vea mermada por el insuficiente respeto de la dignidad del hombre y los derechos inalienables que de ella se derivan».

«Estos derechos son inalienables precisamente porque el hombre los posee por su propia naturaleza y, por tanto, no están al servicio de otros intereses», aclaró el Santo Padre, quien recibió al embajador en la residencia pontificia de Castel Gandolfo, en la víspera de su viaje apostólico a su tierra natal, Baviera.

Entre ellos el obispo de Roma mencionó «ante todo, el derecho a la vida en todas las fases de su desarrollo o en cualquier situación en que se encuentre».

Aludió después al «derecho a formar una familia, basada en los vínculos de amor y fidelidad establecidos en el matrimonio entre un hombre y una mujer, y que ha de ser protegida y ayudada para cumplir su incomparable misión de ser fuente de convivencia y célula básica de toda sociedad».

«En ella –subrayó–, como institución natural, reside, además, el derecho primario a educar a los hijos según los ideales con los que los padres desean enriquecerlos tras haberles acogido con gozo en sus vidas».

El día anterior, 7 de septiembre, el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile manifestó con una nota su decepción frente a las «Normas nacionales sobre regulación de la fertilidad», emitidas por el Ministerio de Salud.

Los obispos deploran tanto el espíritu del documento, como algunos de sus programas, en concreto, la disposición de distribuir la llamada «píldora del día después», que según estudios científicos puede tener efectos abortivos, en los consultorios a las menores de 14 años que la soliciten.

La distribución de este fármaco, afirman, «puede revestir un atentado contra la vida que se inicia desde el instante mismo de la concepción».

Según los prelados, «el documento normativo recuerda a políticas públicas fijadas en regímenes totalitarios que pretendían desde el Estado regular la vida íntima de las personas en función de criterios autoritarios, no consensuados, y reñidos con el respeto a la dignidad de la persona humana».

La nota está firmada, entre otros, por el obispo Alejandro Goic Karmelic, presidente de la Conferencia Episcopal, y por el cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, arzobispo de Santiago.

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ZENIT Staff

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