El Papa recuerda a los alemanes el ejemplo de los mártires del nazismo

Muestra también la preocupación de la Iglesia por la protección de la vida

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CASTEL GANDOLFO, lunes 13 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI recordó el ejemplo de varios sacerdotes católicos mártires del nazismo que serán beatificados en los próximos meses, al acoger en el palacio apostólico de Castel Gandolfo al nuevo embajador alemán ante la Santa Sede, Walter Jürgen Schmid.

En su discurso, que como es tradición, dirige a cada nuevo embajador en el momento de aceptar sus cartas credenciales, el Papa habló sobre cinco sacerdotes católicos que serán próximamente beatificados en su país natal.

Se trata de Gerhard Hirschfelder, perteneciente al primer grupo de sacerdotes del movimiento de Schönstatt, de Georg Häfner, ambos asesinados en el campo de concentración de Dachau, y de los capellanes Johannes Prassek, Hermann Lange y Eduard Müller, decapitados en Hamburgo, junto con el pastor evangélico Karl Friedrich Stellbrink.

“Contemplando estas figuras de mártires aparece cada vez más claro y ejemplar, cómo ciertos hombres, a partir de su convicción cristiana, están dispuestos a dar su propia vida por la fe, por el derecho a ejercer libremente su propio credo y libertad de palabra, por la paz y la dignidad humana”, observó el Papa.

Sin embargo, en la sociedad libre y democrática actual, “observamos cómo entre nuestros contemporáneos, no se da un fuerte apego a la religión, como en el caso de estos testigos de la fe”.

“En el lugar del Dios personal del cristianismo”, el hombre de hoy se ha construido “un ser supremo, misterioso e indeterminado”, un «dios» que “no conoce, no escucha y no habla. Y, más que nunca, no tiene una voluntad”.

La consecuencia de esto, subraya el Papa, es la confusión entre el bien y el mal, por la que el hombre “pierde su fuerza moral y espiritual”, mientras que “la actuación social es dominada cada vez más por el interés privado o por el cálculo del poder, a costa de la sociedad”.

“Si en cambio Dios es una Persona – y el orden de la creación, como también la presencia de cristianos convencidos en la sociedad es un indicio de ello – se desprende que está legitimado un orden de valores”, añadió.

Familia y Vida

En cambio, afirmó el Papa, la Iglesia “ve con preocupación el creciente intento de eliminar el concepto cristiano de matrimonio y familia de la conciencia de la sociedad”.

El matrimonio “se manifiesta como unión duradera de amor entre un hombre y una mujer, que se dirige también a la transmisión de la vida humana”, agregó el Papa. Para ello es necesario también desarrollar una “cultura de la persona” que proteja estos valores.

“Debemos ser consciente de que el éxito de los matrimonios depende de todos nosotros y de la cultura personal de cada ciudadano”, advirtió.

En este sentido, destacó, la Iglesia “no puede aprobar las iniciativas legislativas que impliquen una revaloración de modelos alternativos de la vida de pareja y de la familia”, pues “estas contribuyen al debilitamiento de los principios del derecho natural y así a la relativización de toda la legislación y también a la confusión sobre los valores en la sociedad”.

Por otro lado, el Papa recordó el “principio de la fe cristiana, anclado en el derecho natural, de que la persona humana sea protegida precisamente en la situación de debilidad”.

“Las nuevas posibilidades de la biotecnología y de la medicina nos ponen a menudo en situaciones difíciles que se parecen a un caminar sobre el filo de la navaja”, reconoció, pero recordando que el . ser humano “siempre tiene prioridad respecto a otros objetivos”.

“Tenemos el deber de estudiar diligentemente hasta donde estos métodos pueden ser de ayuda para el hombre y dónde en cambio se trata de manipulación del hombre, de violación de su integridad y dignidad”.

“No podemos rechazar estos avances, pero debemos ser muy vigilantes – advirtió –. Una vez que se empieza a distinguir – y esto sucede ya a menudo en el seno materno – entre vida digna e indigna de vivir, no estará a salvo ninguna otra fase de la vida, y aún menos la ancianidad y la enfermedad”.

Medios de comunicación

Por último, el Papa recordó que la construcción de una sociedad humana “requiere la fidelidad a la verdad”, advirtiendo contra “ciertos fenómenos que están operando en el ámbito de los medios de comunicación públicos: estando en una competencia cada vez más fuerte, los medios de comunicación se creen empujados a suscitar la máxima atención posible”.

“El tema se hace particularmente problemático cuando personajes autorizados toman públicamente postura al respecto, sin haber podido comprobar todos los aspectos de forma adecuada”, añadió el Papa.

Benedicto XVI destacó positivamente la intención del Gobierno alemán “de comprometerse en estos casos, en lo posible, de forma ponderada y pacificadora”.

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ZENIT Staff

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