El Papa recuerda a quienes no tendrán vacaciones

Propone el modelo del patrono de los enfermos, san Camilo de Lelis

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CASTEL GANDOLFO, 14 julio 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II recordó este domingo a inicios del verano en el hemisferio boreal a las personas que no pueden ir de vacaciones, en especial a los enfermos, y a quienes cuidan de ellos, evocando el perfil de su patrono, san Camilo de Lelis.

El pontífice pronunció sus palabras a mediodía, antes de rezar la oración mariana del «Angelus», al saludar a varios miles de peregrinos, que se habían reunido en el palacio interno de la residencia pontificia de Castel Gandolofo, en donde trascurre este verano, a unos 30 kilómetros al sur de Roma.

«Con el mes de julio, comienza para muchos el tiempo de las vacaciones –comenzó constatando el obispo de Roma–. Deseo de corazón a quien se encuentra en lugares de veraneo un sereno y provechoso descanso para el cuerpo y el espíritu».

«Al mismo tiempo –añadió–, no puedo dejar de recordar con cariño a quienes no han tenido la posibilidad de ir de vacaciones. Pienso especialmente en quienes están en las cárceles, en los hospitales, o en quienes se quedan solos en sus casas. Les quisiera asegurar mi cercanía espiritual, mientras deseo que nos les falte la ayuda necesaria por parte de personas amigas».

«Expreso, además, profundo aprecio por quien, con auténtico espíritu humano y cristiano, se dedica voluntariamente a la ayuda de los necesitados, de los enfermos, y de quien se encuentra en dificultad», reconoció.

En este domingo, se celebraba precisamente la fiesta del patrono de los enfermos y de quienes cuidan de ellos, san Camilo de Lelis (1550-1614), quien en su juventud fue un rudo soldado y empedernido aficionado de los juegos de azar.

«La Providencia se sirvió de una llaga en un pie para que hiciera la experiencia del hospital, en el Santiago de los Incurables de Roma –rememoró el Papa–. Y aquella misma herida le llevó, años después, al mismo hospital, donde se puso a curar a los enfermos, especialmente a los más graves y repugnantes, en los cuales veía y servía a Jesús»».

«Tras comprender la voluntad de Dios, se consagró totalmente a Él en este importante servicio y fundó una nueva orden, la de los Ministros de los Enfermos, que serían llamados «Camilos» –siguió diciendo–. En el pecho, bordada en el hábito, llevan una gran cruz roja, para recordarse a sí mismos y a todos que Cristo es el médico divino, el auténtico salvador de la humanidad».

Hoy los religiosos «Camilos» [http://www.camilliani.org ] son algo más de mil.

Antes de despedirse de los peregrinos, Juan Pablo II pidió oraciones para que la inminente Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará del 23 al 28 de julio «sea una rica experiencia de fe y de compromiso cristiano para los jóvenes que se encontrarán en Toronto».

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ZENIT Staff

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