El Papa: Recurrir a la violencia en nombre de la religión es inaceptable

Aboga por la paz en Oriente Medio al recibir al embajador egipcio

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CIUDAD DEL VATICANO, 7 sep (ZENIT.org).- Juan Pablo abogó por la paz en Oriente Medio y la armonía entre las religiones al recibir esta mañana al nuevo embajador de Egipto ante la Santa Sede, Farouk Hussein Raafat, de 56 años.

Se trataba de una audiencia de protocolo, sin embargo, el pontífice, que visitó Egipto el mes de febrero pasado en su peregrinación tras las huellas de Moisés, la aprovechó para reflexionar sobre el papel decisivo que desempeña este país en el proceso de paz en este área que definió como «profundamente conflictivo».

«En un mundo profundamente marcado por la violencia –constató–, es amargamente irónico que incluso ahora algunos de los peores conflictos ocurran entre los creyentes que adoran a un único Dios, que miran a Abraham como un santo patriarca y que quieren seguir la ley del Sinaí».

«Cada acto de violencia hace más urgente para los musulmanes y los cristianos en todos los lugares reconocer las cosas que tienen en común», dijo el obispo de Roma, «y concordar de una vez por todas que el recurso a la violencia en nombre de la religión es totalmente inaceptable».

Religión enemiga de la discriminación
El Santo padre continuó explicando que «especialmente cuando la identidad religiosa coincide con la identidad cultural y étnica es un deber solemne de los creyentes garantizar que ese sentimiento religioso no se emplea como excusa para el odio y el conflicto. La religión es enemiga de la exclusión y de la discriminación».

Al final, Juan Pablo II alentó el proceso de paz en Oriente Medio y agradeció a Egipto el papel que está desempeñando en el mismo. En este sentido, recordó el «interés de la Iglesia en la búsqueda de la paz en esa región». «Cumpliendo su misión religiosa –concluyó–, la Iglesia está presente en el orden temporal sobre todo mediante el esfuerzo de educar a las conciencias en las verdades y en los valores que son la base del bienestar de los individuos y de las sociedades», en particular el valor de la dignidad humana.

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ZENIT Staff

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