El Papa revela lo que diferencia a las obras de caridad cristianas

Tratar a los demás con los sentimientos y el corazón de Cristo

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CZESTOCHOWA, miércoles, 1 diciembre 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI considera que lo que verdaderamente diferencia a las obras de caridad cristianas es el espíritu con el que ofrecen su servicio a los más necesitados: con el corazón y sentimientos de Jesús.

Así lo manifiesta en el mensaje que ha enviado a los participantes en los ejercicios espirituales que organiza el Consejo Pontificio «Cor Unum» del 29 de noviembre al 3 de diciembre, para responsables de obras caritativas católicas de Europa, con la presencia de cinco cardenales y cincuenta obispos, de 140 diócesis de 26 naciones.

El retiro, sin precedentes en el viejo continente, tiene lugar en el santuario mariano polaco de Jasna Gora, en Czestochowa, con el tema «Aquí estoy, ¡Señor!».

En el mensaje, enviado por el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, «el Santo Padre reza para que cada uno de vosotros os sintáis movidos por el amor de Cristo a renovar vuestro compromiso al servicio de vuestras hermanas y hermanos necesitados».

«La formación del corazón, que estos ejercicios quieren promover, debería encender en vosotros los mismos sentimientos de amor oblativo que movieron al Señor Jesús a inclinarse para lavar los pies de sus discípulos», añade el texto.

Cristo, piedra angular

En la homilía de la misa que celebró este martes el cardenal Antonio Cañizares, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, invitó a los responsables de las organizaciones caritativas católicas a poner en el centro de sus vidas a Cristo para que amen a los hombres y mujeres como él los ama.

«En él, que se despojó de su rango y se sometió incluso a la muerte y a la muerte de cruz por nosotros, en virtud del puro amor y misericordia por todos, está nuestra esperanza», afirmó el purpurado español.

«Nuestra vida, al igual que la de los apóstoles, sólo puede ser un testimonio del amor inmenso que se nos ha revelado en Jesucristo, sobre todo hacia los pobres y abandonados», insistió. 

Evangelizar es posible

El cardenal Cañizares recordó que «evangelizar es posible, es urgente y Dios nos lo está pidiendo».

«Se trata de una nueva evangelización, en un mundo pagano, que se ha alejado de Dios y no se plantea ni siquiera el problema. Es urgente evangelizar. Este es nuestro futuro. Es la gran llamada de Dios para la Iglesia de nuestros tiempos».

La evangelización, aseguró el purpurado, «es el gran signo de la caridad, que es la dimensión de la vida del cristiano y el pilar imprescindible sobre el que se rige la Iglesia». 

La caridad, fundamento de la evangelización

Y «el verdadero signo que hace creíble el Evangelio», añadió, es precisamente la caridad, «el amor que estamos llamados a llevar los unos a los otros como Cristo nos ha amado, un amor vivo y eficaz, práctico y concreto hacia nuestros hermanos, sobre todo a los que se encuentran en condiciones de mayor pobreza y necesidad».

«La caridad es el verdadero corazón de la Iglesia». Por este motivo, «es necesario e irrenunciable que nos abramos a todos los hombres, en especial a los que son víctimas de la injusticia y marginación, a todos los alejados y abandonados».

La caridad, de hecho, concluyó, «nos lleva a establecer relaciones humanas nuevas, que se basan en el amor de Dios y que es Dios; relaciones que se basan en el respeto de la dignidad de todo ser humano, de la persona humana, y en la defensa de los débiles, inocentes e indefensos».

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ZENIT Staff

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