El Papa reza por la conciencia misionera de todos los fieles cristianos

En sus intenciones para el mes de agosto

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ROMA, viernes, 28 julio 2006 (ZENIT.org).- En el mes de agosto Benedicto XVI orará especialmente «para que los fieles cristianos sean conscientes de su vocación misionera en todos los ambientes y circunstancias».

Así lo anuncia el Apostolado de la Oración, una iniciativa –que siguen unos 50 millones de personas de los cinco continentes– a través de la cual laicos, religiosos, religiosas, sacerdotes y obispos del mundo entero ofrecen sus oraciones y sacrificios por las intenciones que el Papa indica cada mes a nivel universal.

La Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos ha encargado el comentario de esta intención misionera a Sor Elisabetta Adamiak, superiora general de las Hermanas Misioneras de San Pedro Claver (SSPC).

La religiosa recuerda que todos los fieles «por el bautismo, son co-responsables de la misión de la Iglesia», y que ésta «es enviada a continuar la obra redentora de Jesucristo» la cual, siéndole propio tender a la salvación de los hombres, «comprende también la restauración incluso de todo el orden temporal».

«Por eso el mundo, destinado a glorificar a Dios Padre en Cristo, es el ámbito y el medio de la vocación cristiana de los fieles laicos», puntualiza Sor Elisabetta Adamiak en el órgano informativo «Fides» del dicasterio misionero.

La llamada a los fieles cristianos a contribuir a la santificación del mundo se realiza «sobre todo –aclara– con el testimonio de su vida y con el fulgor de la fe, de la esperanza y de la caridad, iluminando y ordenando las realidades temporales según Dios».

De ahí que «en su compromiso social y político» traten «de promover la dignidad de la persona humana, poniendo al hombre en el centro de la vida económica-social»; se comprometan «a defender el inviolable derecho a la vida, a la libertad de conciencia y a la libertad religiosa», ejemplifica.

Pero «el primer espacio de su compromiso social es la familia y el alma de su compromiso apostólico es la caridad», recalca.

Punto de partida: el amor de Dios

Y es que, como alude la religiosa, esa es la «formulación sintética de la existencia cristiana» –en palabras de Benedicto XVI–: «Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él» (Deus caritas est, n.1).

De forma que «reconocer y creer en el amor que Dios tiene por cada uno de nosotros» «estimula fuertemente a compartirlo, a comunicarlo a los demás», precisa.

Sin embargo es consciente de que se puede presentar la dificultad de «creer que Dios nos ama, es más, que nos ha amado primero», cosa que «explica, al menos en parte, la debilitación de la conciencia de la grandeza de la vocación cristiana».

«¿Cómo reforzar tal conciencia?», se pregunta. Y ofrece una indicación expresa del Papa: «Ha llegado el momento de reafirmar la importancia de la oración ante el activismo y el secularismo de muchos cristianos comprometidos en el servicio caritativo» (Deus caritas est, n.37).

«Por lo tanto –añade Sor Elisabetta Adamiak– todos nosotros, miembros de la Iglesia –ministros ordinarios, consagrados y laicos–, debemos acudir a la oración, cultivando una familiaridad cada vez más profunda con Dios y el abandono a su santa voluntad».

«Sólo así, aunque seamos un “pequeños rebaño”, nos convertiremos en levadura evangélica capaz de fermentar la gran masa de la humanidad», concluye.

El Papa reza también todos los meses por una intención general, que para el mes de agosto dice así: «Para que no falten a los huérfanos las debidas atenciones para su formación humana y cristiana».

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ZENIT Staff

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