CIUDAD DEL VATICANO, 6 febrero 2002 (ZENIT.org).- Seis jóvenes presos, que han descubierto o redescubierto la fe detrás de los barrotes, se encontraron este miércoles con Juan Pablo II.
Los reclusos de la cárcel italiana de Arienzo vinieron al Vaticano acompañados por el obispo de Acerra, monseñor Giovanni Salvatore Rinaldi, por el capellán penitenciario, y por dos sacerdotes de la diócesis.
Participaron en la audiencia general del miércoles y al final de la misma pudieron saludar al pontífice.
«El capellán –explica monseñor Rinaldi– tuvo la idea de llevar a ver al Papa a un grupo de jóvenes presos que desde el mes de octubre pasado comenzó un camino de fe y de iniciación cristiana».
«Algunos de ellos, de hecho, se están preparando para recibir por primera vez la Eucaristía, otros serán confirmados y alguno tiene que casarse», revela el prelado.
El capellán quería traer a diez presos, sin embargo el juez sólo les concedió permiso a seis. Los que pudieron venir a la sala de las audiencias del Vaticano eran cuatro italianos, un croata y un albanés, todos de fe católica. Entre los diez presos que acompaña el capellán, hay un musulmán y que quiere bautizarse.
