El Papa: Tras el Jubileo, la Iglesia debe dar un nuevo empuje misionero

Intervención del pontífice en su encuentro dominical con los peregrinos

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CIUDAD DEL VATICANO, 4 febrero 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II considera que el Jubileo recién clausurado no puede quedarse en un bonito recuerdo, sino que debe dar un empuje decisivo a la labor de la Iglesia en el anuncio del Evangelio.

El pontífice, que tras el maratón del año santo, ha retomado la agenda ordinaria, se asomó esta mañana, como todos los domingos, a la ventana de su estudio para rezar con varios miles de fieles la oración mariana del «Angelus» a mediodía.

El pasaje evangélico que los fieles de los cinco continentes habían reflexionado ese domingo en misa repetía el lema de la carta apostólica «Novo millennio ineunte» (Al inicio del nuevo milenio), «remar mar adentro», que él mismo había firmado en la plaza de San Pedro al concluir el Jubileo, el 6 de enero pasado.

«Como sucesor de Pedro siento el deber de hacerme eco de esta palabra de Cristo para toda la Iglesia –explicó–. Cristo, que es el mismo ayer, hoy y siempre, empuja a toda comunidad eclesial a «remar mar adentro», a encaminarse en el nuevo milenio que se abre ante nosotros, como un inmenso océano en el que aventurarse».

«De hecho –añadió el obispo de Roma–, el inmenso tesoro de gracia recibido a través de todo el Jubileo necesita traducirse ahora en propósitos de fervor y en líneas concretas operativas».

Por eso, insistió, «éste es el momento favorable para un nuevo empuje espiritual y pastoral –insistió–, que no sea pasajero, basado en la intensa y profunda experiencia de gracia, vivida en el tiempo jubilar».

El pontífice presentó, en este sentido, a María como modelo de «esperanza indomable», recordando que tras recibir el anuncio del ángel y concebir a Jesús, se puso sin tardanza de viaje para visitar a su prima anciana Isabel, necesitada de ayuda.

Como ella, la Iglesia, tras haber revivido el misterio de la encarnación en el Jubileo, «está llamada a remar mar adentro para que Cristo llegue a los hombres y a los pueblos de todo continente».

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ZENIT Staff

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