El papa ve en el bicentenario de la Catedral de Ciudad de México una oportunidad de fuerte estímulo espiritual

Francisco envía una carta por la celebración al cardenal Norberto Rivera

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En el 200 aniversario del final de la construcción de la Catedral de la Ciudad del México que se celebra este 15 de agosto, el santo padre Francisco ha definido el evento como «una oportunidad de fuerte estímulo espiritual para una renovación del compromiso misionero».

En un mensaje dirigido al cardenal Norberto Rivera, arzobispo de Ciudad de México y primado de México, y reportado por Radio Vaticana, el papa exhorta a los fieles a alimentar la esperanza que viene de la fe, dirigiendo un pensamiento especial a los jóvenes que son «una ventana abierta a la alegría y al entusiasmo».

Sobre la historia de esta iglesia, escribe el papa, podemos extraer algunas de las lecciones de nuestra vida cristina. E invita a los fieles a «recoger lo mejor de esta herencia espiritual».

Así mismo, subraya en el mensaje «debe ser acogida como una oportunidad de conversión a un fuerte estímulo espiritual para asumir con alegría la tarea que tiene todo bautizado de ser discípulo y misionero de Cristo».

Añade el santo padre que de la Eucaristía recibimos la fuerza para dar testimonio del amor de Jesús en cada ambiente en el que nos encontramos y especialmente entre los más desaventajados. Al mismo tiempo debemos «aceptar el desafío de mirar al futuro con esperanza».  Continúa el santo padre insistiendo en la idea de que «nadie nos robe la esperanza» e invita a alimentarla.

Francisco desea que «la Palabra de Dios que resuena en la Catedral eche raíces en el corazón de los niños y de los jóvenes que «son una puerta abierta a la alegría y al entusiasmo».

Sobre los jóvenes agrega que «debemos darles lo mejor que tenemos: Cristo, el Salvador y Amigo que nunca nos abandona». Haciendo referencia a la función de los padres, el santo padre recuerda que «no deben faltar al deber de la educación cristiana de los hijos, no solo contado con las propias energías sino sobre todo en el apoyo de la oración».

Para concluir el mensaje, el pontífice encomienda a todos los fieles mexicanos al abrazo materno de la Virgen de Guadalupe y pide que recen por él.

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ZENIT Staff

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