El Papa y Chirac abogan por la colaboración Iglesia-Estado, en el respeto de sus competencias

En la ceremonia de bienvenida del viaje internacional número 104 de este pontificado

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LOURDES, domingo, 15 agosto 2004 (ZENIT.org).- La bienvenida que el presidente francés Jacques Chirac ofreció este sábado a Juan Pablo II con motivo de su peregrinación a Lourdes subrayó la necesidad de la colaboración Iglesia-Estado, en el respeto de las competencias de cada una de las instituciones.

El avión de la compañía Alitalia, en el que venía el Papa procedente de Roma, aterrizó a las 11 de la mañana en el aeropuerto de Tarbes-Lourdes, donde le esperaba el jefe de Estado francés, así como los representantes de la Iglesia católica en ese país.

«Bendigo al Señor que me permite volver una vez más a esta querida tierra de Francia y dirigiros a todos mis auspicios de gracia y de paz», fueron las primeras palabras pronunciadas por el Santo Padre, quien pisaba por séptima vez el suelo francés para celebrar el 150 aniversario de la definición del dogma del a Inmaculada Concepción de María.

Recordando que el país conmemora en estos días el sexagésimo aniversario del «desembarco de Provence», durante la segunda guerra mundial, el obispo de Roma abogó a favor de la «concordia entre los pueblos» y del «compromiso común en la búsqueda y la construcción de la paz».

El Santo Padre, que en meses pasados ha pedido el reconocimiento de las raíces cristianas de Europa en su Tratado constitucional, destacó el «gran patrimonio de cultura y de fe» con el que el cristianismo ha marcado la historia de Francia, en particular con sus «santos», sus «maestros de pensamiento», sus «escuelas de espiritualidad» y sus «misioneros».

«En el respeto de las responsabilidades y de las competencias de cada uno, la Iglesia católica desea ofrecer a la sociedad su contribución específica a favor del a edificación de un mundo en el que los grandes ideales de la libertad, la igualdad, la fraternidad, puedan constituir la base de la vida social, en la búsqueda de la promoción incesante del bien común», aseguró Juan Pablo II

Por su parte, en el discurso de bienvenida, Jacques Chirac aseguró ante el Papa que «Francia y la Santa Sede se unen en este combate a favor de un mundo que coloca al hombre en el corazón de todo proyecto».

«El ideal que nos alienta es el de una humanidad unida en torno a valores universales –aseguró–, capaz de respetar y celebrar la diversidad de sus historias y culturas; una humanidad más comprometida que nunca en la búsqueda del conocimiento y del progreso, motivo por el cual se somete a la ética de la responsabilidad y de la exigencia de la solidaridad».

Chirac calificó al pontífice de «incansable peregrino», que «encarna la audacia, el valor y esa fuerza que hace de usted, Santo Padre, un pastor universal y un hombre de paz».

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ZENIT Staff

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