BOLONIA, lunes, 21 noviembre 2005 (ZENIT.org).- En un mensaje enviado al patriarca ecuménico de Constantinopla, Su Santidad Bartolomé I, Benedicto XVI ha renovado su intención de continuar por el camino hacia la unidad de todos los cristianos, deseando viajar pronto a Estambul, sede del patriarcado.
Así lo afirma el Papa en el mensaje que, en su nombre leyó el cardenal Roger Etchegaray, presidente emérito del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, durante la solemne liturgia de las Vísperas de rito bizantino, presidida el sábado en la Basílica de San Petronio en la ciudad italiana de Bolonia, en presencia de monseñor Carlo Caffarra, arzobispo de esa archidiócesis.
El «primus inter pares» de la Iglesia ortodoxa viajó a Italia por invitación de la Universidad de Bolonia, una de las más antiguas de la historia, para recibir el doctorado «honoris causa» en «Conservación de bienes culturales», que le fue conferida el 19 de noviembre.
En su mensaje, el obispo de Roma felicita al patriarca por este reconocimiento «oportuno» de «la acción de Su Santidad para promover el crecimiento en la opinión pública de la comprensión de los valores propios de la creación, obra de Dios, manifestación de su libertad, de su sabiduría y de su amor».
El Papa invita «a intensificar todo esfuerzo para caminar hacia la plena unidad de todos los discípulos de Cristo».
En el mensaje, el romano pontífice espera «con alegría encontrarse personalmente, cuando Dios quiera», con el patriarca ecuménico en su sede de Constantinopla.
Bartolomé I, con jurisdicción sobre unos doscientos millones de fieles en el mundo, invitó al Papa a visitar Estambul al inicio de su pontificado. El gobierno turco se ha sumado a esta invitación de manera que la visita debería tener lugar el próximo año.
En el mensaje leído por el cardenal Etchegaray, el Papa renueva, además, su «compromiso» para dedicarse «con toda energía a la santa causa de la promoción de la unidad de los cristianos, que tan profundamente lleva en su corazón Su Santidad».
En la homilía pronunciada durante las Vísperas, Bartolomé I también manifestó «el deseo de encontrarse pronto personalmente» con el Papa.
El arzobispo de Constantinopla se refirió a la «permanente división» entre ortodoxos y católicos como «un motivo de gran dolor para nuestro corazón de cristianos», pero al mismo tiempo constató que es «fuente de gran esperanza constatar que se están dando tantos pasos, sobre todo a través del conocimiento, la amistad y la colaboración recíproca».
En particular, subrayó la necesidad del testimonio común del Evangelio de católicos y ortodoxos ante una «sociedad moderna que cada vez se aleja más de la visión teocéntrica de la vida, negando de hecho nuestro origen divino y el objetivo de nuestra existencia, que se encuentra en Jesús, el resucitado Dios-Hombre».
«Esta tormenta ideológica de la idolatría práctica nos empuja peligrosamente muchas veces también a nosotros», reconoció el patriarca en su homilía.
