El Papa y el presidente alemán analizan la renovación espiritual-política

En una audiencia con motivo de los 20 años de la caída del Muro de Berlín

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 6 de diciembre de 2009 (ZENIT.org).- La necesidad de una «renovación espiritual-política», tras las dramáticas experiencias de las ideologías del siglo pasado, fue subrayada este sábado en la audiencia que Benedicto XVI concedió al presidente de la República Federal de Alemania, Horst Köhler.

El presidente del país natal de Joseph Ratzinger vino a Roma para ofrecerle en la tarde del viernes un concierto en la Capilla Sixtina, en el que la Augsburger Domsingknaben y la Residenz-Kammerorchester München, dirigidas por Reinhard Kammler, interpretaron el Oratorio de Navidad de Johann Sebastian Bach, para recordar los sesenta años de la República Federal de Alemania y los veinte años de la caída del Muro de Berlín.

Tras el concierto, al día siguiente, tuvo lugar el encuentro cara a cara del presidente con el Papa, de algo menos de 30 minutos, quien luego se reunió con el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, quien estaba acompañado por el arzobispo Dominique Mamberti, secretario para las Relaciones con los Estados.

Según un comunicado de la Oficina de Información de la Santa, «durante los cordiales coloquios», además de recordar los dos aniversarios, «se analizó la actual crisis económica con sus consecuencias, así como la situación internacional, prestando particular atención a Europa y al continente africano».

Al final del concierto, Benedicto XVI había pronunciado un discurso en alemán en el que, al recordar el vigésimo aniversario de la caída del Muro, lo definió como «frontera de muerte que durante tantos años había dividido a nuestra patria y había separado por la fuerza a las personas, familias, vecinos y amigos».

«Entonces muchos vieron en los acontecimientos del 9 de noviembre de 1989 los albores inesperados de la libertad, tras la larga y dura noche de violencia y opresión de un sistema totalitario que, al final, llevaba a un nihilismo, a un vaciamiento de las almas», recordó.

«En la dictadura comunista, no había acción alguna que fuera considerada mala en sí misma o inmoral en todo caso. Lo que obedecía a los objetivos del partido era bueno, por más inhumano que fuera».

El obispo de Roma reconoció que hoy hay quien se pregunta si el orden social occidental es mejor y más humanitario.

Según el, «la historia de la República Federal de Alemania es una prueba» y esto, según el Papa, se debe en buena parte a la Constitución, que «exhorta a los hombres, planteándoles su responsabilidad ante Dios, a dar a la dignidad humana la prioridad en toda legislación estatal, a respetar el matrimonio y la familia como fundamentos de toda sociedad, así como a respetar profundamente todo lo que es sagrado para los demás».

El Papa concluyó deseando que sus compatriotas cumplan «el deber de la renovación espiritual-política, tras el nacionalsocialismo y tras la segunda guerra mundial» para construir una «sociedad libre y social».

Por Jesús Colina

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ZENIT Staff

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