CIUDAD DEL VATICANO, 18 diciembre 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II viajará a Asís en tren el 24 de enero próximo junto a los líderes de las religiones mundiales para participar en el encuentro de oración por la paz, han revelado este martes fuentes autorizadas.
El 18 de noviembre pasado, en respuesta a la situación mundial desencadenada por los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono, el Papa invitó a los representantes religiosos del mundo a participar en el encuentro «para rezar por la superación de las contraposiciones y por la promoción de la auténtica paz».
«Queremos encontrarnos juntos en particular, cristianos y musulmanes –explicó–, para proclamar ante el mundo que la religión no deben ser nunca motivo de conflicto, de odio y de violencia».
El Papa Wojtyla justificó su iniciativa afirmando que «en este momento histórico, la humanidad necesita ver gestos de paz y escuchar palabras de esperanza».
Los participantes deberían subirse al tren en el mismo Vaticano, donde existe una pequeña estación de tren, construida en 1933 por Pío XI, cuatro años después de la firma de los acuerdos de Laterán.
La estación es sumamente pequeña, de modo que el tren sólo tendrá tres o cuatro vagones que servirán para que los representantes de la religiones de todo el mundo puedan acompañar al pontífice.
Al llegar a Asís, el Papa y sus invitados asistirán por la mañana a una ceremonia en la que se pronunciarán testimonios de paz. Los representantes de las religiones se dirigirán después a diferentes lugares de la ciudad de san Francisco para rezar, cada uno según sus costumbres.
La Santa Sede quiere dejar claro que no se trata de un encuentro común de oración, para evitar todo sincretismo.
Al inicio de la tarde se encontrarán de nuevo ante la basílica para confirmar juntos su compromiso a favor de la paz. Regresarán todos juntos al Vaticano en la tarde.
Juan Pablo II no será el primer Papa que viaja en tren a Asís. Lo hizo ya Juan XXIII en 1962 para cumplir con una histórica peregrinación. El tren tuvo que detenerse en casi todas las estaciones donde le esperaban miles de fieles para recibir su bendición.
