El patriarca de Constantinopla se une al Papa en el llamado a las raíces cristianas de Europa

En un mensaje en ocasión de la fiesta de san Andrés

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ESTAMBUL, martes, 4 diciembre 2007 (ZENIT.org).- El patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, cree que hoy «es nuestra obligación más que nunca reclamar las raíces cristianas de Europa y la unidad espiritual, sacramental y doctrinal que se tenía ante del cisma de las dos Iglesias».

El líder ortodoxo lo afirmó el pasado viernes a una delegación enviada por el Papa al Patriarcado de Constantinopla en Estambul (ortodoxo) en la ya tradicional visita de intercambio entre las dos Iglesias por san Andrés (30 de noviembre) y por san Pedro y san Pablo (29 de junio).

«La reevangelización de nuestras gentes es hoy más necesaria que nunca», dijo el patriarca.

«Creemos que Europa Oriental y Europa Occidental tienen que dejar de mirarse una a la otra como extranjeras», sugirió.

«El contacto entre cristianos de la tradición latina y de la fe ortodoxa tienen que convertirse en más productivos para ambas partes», alentó.

El patriarca Bartolomé I, en una carta dirigida al cardenal Walter Kasper y a los miembros del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad entre los Cristianos, se refirió a la delegación romana diciendo que «la presencia refuerza y sella los lazos de amor y confianza entre nuestras Iglesias, lazos que se han cultivado en las últimas décadas y que se establecieron de manera especial con la visita de Su Santidad nuestro querido hermano en Cristo el papa Benedicto XVI».

El patriarca hizo esta afirmación un año después de la visita de Benedicto XVI al Patriarcado de Constantinopla.

Recalcó además que «hemos creído siempre que la convivencia pacífica de los cristianos, en un espíritu de unidad y concordia, deba construir una preocupación fundamental para todos nosotros».

Bartolomé I reconoció que en una época en la que hay un auge del «secularismo y el relativismo, incluso del nihilismo, especialmente en el mundo occidental, tenemos que sacar inspiración del ejemplo del apóstol Andrés» que supo «permanecer fiel a través de la fuerza de Cristo» a pesar de vicisitudes y «numerosas dificultades».

El ejemplo de san Andrés ofrece una oportunidad para «rezar juntos más intensamente para la restauración de la unidad en el mundo cristiano» –instó Bartolomé I– que ve cómo «la fractura de esta unidad ha sido la causa de muchos problemas en la humanidad cuyas consecuencias han sido trágicas».

Bartolomé I subrayó que la filosofía de la Ilustración en Occidente y la Revolución Francesa significaron una verdadera «revolución cultural que quiso reemplazar la tradición cristiana previa del mundo occidental con un nuevo concepto no cristiano del hombre y la sociedad».

Esto llevó a un «ateísmo militante y totalitario que en los dos últimos siglos ha causado la muerte de millones de víctimas inocentes».

Dirigiéndose a la delegación vaticana, dijo que «este año estamos particularmente emocionados porque experimentamos la bendición particular y la gracia de honrar al fundador y patrono de la Iglesia de Constantinopla, el glorioso y primer llamado entre los apóstoles, Andrés, cuyas reliquias sagradas fueron generosamente donadas por el amor de Su Santidad durante nuestra reciente visita a Nápoles», expuso.

Las reliquias de san Andrés han regresado desde Amalfi, en Italia, al trono del Patriarcado para permanecer allí «para la santificación de los fieles como signo de comunión con el apóstol».

Bartolomé I, conocido también como «el patriarca verde» por su defensa de la ecología, recordó que el encuentro con el Papa en Nápoles durante la cual se entregaron las reliquias en octubre de este año ha ayudado a cultivar «la atmósfera de amistad y cooperación entre nuestras dos Iglesias».


Por Miriam Diez i Bosch

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ZENIT Staff

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