El patriarca de Jerusalén pide en Pascua vencer el mal con el bien

Católicos palestinos no pudieron participar en la misa de resurrección

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JERUSALÉN, domingo, 11 abril 2004 (ZENIT.org).- Los duros momentos por los que atraviesa Tierra Santa son momentos de «gracia» no de «desesperación», en los que se aprende a vencer el mal con el bien, afirmó el patriarca de Jerusalén en la homilía de Pascua.

La ausencia de católicos palestinos de los territorios ocupados fue evidente en la Basílica del Santo Sepulcro, pues no pudieron obtener la autorización para participar en la celebración litúrgica, a causa del bloqueo impuesto por razones de seguridad por las autoridades israelíes.

Su Santidad Michel Sabbah explicó en la homilía a la luz de la resurrección de Jesús que «los tiempos difíciles son momentos de gracia y no de desesperación, ni tampoco tiempos de venganza».

«Son tiempos en los que tiene lugar el encuentro con la santidad de Dios que nos enseña sus caminos para resolver nuestros problemas y nuestros contrastes por medio del Espíritu que ha sido infundido en nuestros corazones, gracias al cual alcanzamos la fuerza para vencer al mal con el bien», afirmó.

«El mal de nuestra tierra es la sangre derramada, es la persona humana despreciada y sometida a la humillación y al miedo. Es el asedio, el muro de separación, la inseguridad», denunció ante los presentes en estos días pascuales en los que la afluencia a Jerusalén de peregrinos extranjeros ha sido reducida por cuarto año consecutivo.

«Todos los planes presentados hasta ahora para dar seguridad a esta tierra carecen de la presencia de Dios, porque son planes de muerte o de vida a expensas de los demás. Nadie tiene el derecho de reclamar su seguridad a expensas de la dignidad de los demás o de la vida y de la tierra de los demás», aclaró.

«Esta es nuestra visión de la paz en esta Tierra Santa –afirmó–: libertad y vida para todos, para los dos pueblos, el palestino y el israelí».

«Una vida en la paz y en el amor de Dios, una vida que es confianza en el otro, de respeto de su vida, de su dignidad humana, de su tierra y de su independencia», añadió.

«Toda reivindicación de tierra que no respeta el amor de Dios por todas sus criaturas es ilegítima e inmoral», aseguró

Dirigiéndose al pueblo judío, «que festeja su Pascua en estos días», el patriarca deseó que sea «una Pascua santa ante Dios, y en su amor».

«Le deseamos la seguridad que está buscando, aunque los caminos emprendidos hasta ahora, lo repetimos, son caminos que llevan a la inseguridad», aseguró.

«Es necesario convencerse finalmente de que la seguridad de uno consiste en la seguridad del otro», concluyó.

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ZENIT Staff

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