El patriarca de Moscú agradece a Benedicto XVI su apoyo a la Cumbre interreligiosa

MOSCÚ, jueves, 6 julio 2006 (ZENIT.org).- El patriarca ortodoxo de Moscú y de todas las Rusias, Su Beatitud Alejo II, manifestó durante la Cumbre Mundial de Líderes Religiosos su agradecimiento al Papa Benedicto XVI por la atención que ha dedicado a esta reunión.

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«Estamos muy agradecidos con su Santidad el Papa Benedicto XVI por la alta valoración que le dio a la idea de llevar a cabo una cumbre interreligiosa y además por el deseo de éxito en los trabajos a todos sus participantes», dijo el patriarca.

La delegación del Vaticano que fue enviada a la Cumbre es «una muestra del positivo desarrollo de las relaciones entre la Iglesia rusa ortodoxa y la Iglesia romana-católica», aseguró Alejo II.

«Nuestra colaboración en conjunto es hoy en día especialmente necesaria porque las posiciones en común que tenemos ante muchas preguntas actuales unen a nuestras Iglesias y son una excelente oportunidad de ser testigos unidos ante el mundo de los valores cristianos», agregó.

Al preguntarle al cardenal Roger Etchegaray, presidente emérito del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, el significado de la Cumbre Mundial de Líderes Religiosos clausurada este miércoles, afirmó que «había sido la búsqueda de personas de buena voluntad para que en las condiciones de globalización el mundo fuera más “unido”, pero verdaderamente “unido”, donde cada persona pudiera sentirse miembro de una sola familia humana».

«Sin embargo –continuó el cardenal Etchegaray– la búsqueda de la unidad puede sólo emprenderse si creemos verdaderamente en Dios, por que Dios es el camino más corto de unión para la gente».

Durante la clausura de la Cumbre, el patriarca Alejo II expresó también su «más profunda compasión por el fallecimiento de las personas durante la catástrofe ocurrida en el metro de Valencia», en España, y deseó que «el Todopoderoso les diera el descanso eterno».

Después de terminarse la Cumbre, varios representantes de la delegación católica concelebraron una misa especial en la Catedral de esta ciudad, al lado del arzobispo de la Madre de Dios en Moscú, Thadeusz Kondrusiewicz, el obispo de la Diócesis de la Transfiguración de Novosibirsk y el padre Igor Kovalevski, secretario general de la Conferencia de Obispos Católicos en Rusia.

De esta forma, el cardenal Etchegaray junto con el arzobispo emérito de Washington, el cardenal Theodore E. McCarrick, predicaron una homilía, que, como afirmó el arzobispo Koundrusiewicz, ser convirtió en el primer sermón en conjunto que resonó en la catedral moscovita.

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ZENIT Staff

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