El patriarca de Moscú pone las condiciones para una visita del Papa

Respuesta del vicedirector de la Sala de Prensa de la Santa Sede

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CIUDAD DEL VATICANO, 8 agosto (ZENIT.org).- Juan Pablo II podrá visitar Rusia después de que se hayan curado las «heridas abiertas» que existen entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa. Esta es la posición oficial del patriarca ortodoxo de Moscú, Alejo II, en declaraciones concedidas al diario «Il Corriere della Sera», el pasado 3 de agosto.

Desde las columnas del cotidiano italiano de mayor tirada, Alejo II confirmaba que el intercambio de visitas de los dos líderes religiosos está indisolublemente ligado a la solución de dos grandes cuestiones pendientes: «las persecuciones de los cristianos-ortodoxos por parte de los greco-católicos en Ucrania occidental» –en referencia a la devolución por parte de las autoridades civiles de los templos que fueron expropiados por Stalin a los católicos y entregados a la fuerza a la Iglesia ortodoxa– y el así llamado «proselitismo» de los católicos en tierra rusa.

Sólo cuando estos problemas queden resueltos, según el patriarca, el encuentro «se convertirá efectivamente en un acontecimiento que hará época». De este modo, se evitará que sea «un simple gesto protocolario».

Deseando que la solución de los conflictos tenga lugar cuanto antes, Alejo II concluía su entrevista afirmando que siente una «alta estima» por Juan Pablo II y el máximo respeto por sus esfuerzos al servicio del diálogo ecuménico entre las diferentes confesiones cristianas.

En respuesta a la publicación de la entrevista, el vicedirector de la Sala de Prensa de la Santa Sede, el padre Ciro Benedettini, ha declarado ante los micrófonos de «Radio Vaticano»: «Son posiciones conocidas. Lo realmente importante es que desde hace tiempo la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa rusa están trabajando positivamente juntas para superar estos problemas. Entre otras cosas, se ha constituido este año en Ucrania una comisión local conjunta entre la Iglesia greco-católica y la Iglesia ortodoxa en Ucrania, dependiente del patriarcado de Moscú, asistida por observadores de la Santa Sede y del patriarcado de Moscú, para resolver precisamente los problemas que quedan abiertos entre las dos Iglesias».

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ZENIT Staff

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