«El perdón no disminuye las exigencias de la justicia», dice el Papa

Al nuevo embajador de la ex República Yugoslava de Macedonia

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

CIUDAD DEL VATICANO, 28 junio 2002 (ZENIT.org).- Tras las guerras de los años noventa que ensangrentaron los Balcanes, Juan Pablo II invitó este viernes a la Ex República Yugoslava de Macedonia a consolidar la reconciliación entre ciudadanos de diferentes etnias.

El pontífice pidió empezar por erradicar los sentimientos de odio y reemplazarlos con una actitud de fraternidad y de apertura ante los demás, viendo en ellos lo que une y no lo que divide.

La invitación del Santo Padre fue expuesta al recibir las cartas credenciales del nuevo embajador de Macedonia ante la Santa Sede, Ivan Angelov.

La Ex República Yugoslava de Macedonia, este su nombre, proclamó su independencia en 1991, pero fue reconocida en 1995 a causa de un litigio con Grecia por el nombre.

Entre sus poco más de dos millones de habitantes, son numerosos los ciudadanos de origen albanés, motivo por el cual Macedonia sintió en años pasados las tensiones étnicas que en el cercano Kosovo tuvieron terribles consecuencias.

El 67% de la población es ortodoxa y el 30% musulmana. Los católicos son tan sólo 10 mil bautizados.

El pontífice alentó ante el embajador el esfuerzo de las autoridades macedonias que han realizado reformas constitucionales y a la promulgación de leyes orientadas «al respeto de los derechos de las minorías, mediante la promoción de la participación de los distintos componentes de la población en los diferentes niveles del proceso político».

«Ello –aseguró el Papa en su discurso– ayudará a avanzar en el camino del diálogo, de la reconciliación y de la convivencia pacífica».

Es un itinerario que debe concentrarse principalmente en el corazón del hombre, puesto que es allí «donde pueden anidar el odio y el espíritu de engaño, sentimientos que están en el origen de todo acto de opresión», subrayó Juan Pablo II.

En este sentido, la comprensión objetiva e imparcial de los demás representa un valor inestimable para ayudar a las personas a aceptar tradiciones culturales y religiosas que difieren de las propias, explicó el Papa al nuevo embajador de la Ex República Yugoslava de Macedonia ante la Santa Sede.

Si esto se verifica, se da el primer paso hacia la reconciliación, «puesto que el respeto de la diversidad es condición indispensable para una relación genuina entre individuos y entre grupos».

Otro de los presupuestos de este camino es la justicia, que exige el reconocimiento y la reparación del mal cometido. Sin embargo, también supone «que se reponga la justa armonía de cada uno con Dios, con los demás y con uno mismo».

Es por ello que perdón y justicia no son términos contradictorios, aclara el Papa: «el perdón no disminuye las exigencias de la justicia, sino que intenta reintegrar a las personas y los grupos en la sociedad, y a los Estados en la comunidad de las naciones a través de un renovado sentido de responsabilidad y, si es posible, mediante la solidaridad con las víctimas de injusticias pasadas».

La verdadera paz es fruto de la justicia – como «virtud moral y garantía legal que vigila el pleno respeto de derechos y deberes y la equitativa distribución de beneficios y cargas» –, y es el contexto que el Santo Padre propuso al nuevo embajador para las prioridades del gobierno, mientras éste «se esfuerza en introducir una nueva era de paz y de estabilidad para la nación».

El embajador de la Ex República Yugoslava de Macedonia ante la Santa Sede, Ivan Angelov, de 61 años, está casado y tiene dos hijos. Profesor de Biología y antiguo ministro de Agricultura, recientemente ha sido Observador Permanente de su país ante la FAO.

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación